febrero 04, 2014

La cosecha del Espíritu Santo | Matutina para Mujeres

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“Echa tu pan sobre las aguas; porque después de muchos días lo hallarás”
Eclesiastés 11:1.
Era la última noche de la campaña de evangelización. Mi esposo hizo un llamado para el bautismo, pero solo unas pocas personas aceptaron. Nuestras expectativas eran mayores, y eso nos produjo  una gran angustia. Como familia pastoral lo habíamos dado todo, y la exigua cosecha nos desanimó.
Al ver la indiferencia de los vecinos, como Juan y Jacobo sentí ganas de decir: “Señor, ¿quieres que mandemos que descienda fuego del cielo… y los consuma” (Luc. 9:54)? O como Jonás, al ver la testarudez de los ninivitas, deseé que Dios los destruyera de una vez (Jon. 4:1, 2). Le reproché a Dios en una sincera pero arrebatada oración: “Señor, ¿qué pasa? Tanto esfuerzo, dedicación y dinero invertido para tan poco. Realmente no entiendo…”
Mientras reclamaba con lágrimas una respuesta, al abrir la Biblia, saltó a mi vista el texto de Eclesiastés 11:1. Compartí la lectura con mi esposo y encontramos en el contexto un gran alivio para nuestro apesadumbrado y rebelde corazón. Es el Espíritu Santo quien convence de pecado y de juicio. Nosotros solo somos su instrumento.
La respuesta llegó poco después, cuando escuchamos los testimonios de dos damas que se bautizaron. Una de ellas tuvo un sueño en el que veía imágenes de los tiempos del fin, y la voz de Dios le dijo tres veces: “Tienes que ir a las conferencias que están realizando cerca de tu casa. Levántate porque debes predicar”.
La otra hermana escuchó claramente la voz de Dios que le decía: “Esa es mi iglesia, ve y quédate allí”. Dos experiencias diferentes pero el mismo resultado: el Espíritu Santo guiando dos corazones sinceros a la iglesia verdadera. Nosotros habíamos minimizado la obra del Espíritu. Aquel llamado sin frutos había sido una invitación de Dios directa a los corazones de quienes se bautizaron.
Dos meses después, quienes no respondieron al llamado final de la campana pidieron el bautismo, lo que dio pie para iniciar el trabajo misionero en tres sectores de la ciudad que no tenían presencia adventista. Nosotros solo debemos “echar el pan sobre las aguas”; el resto es obra del Espíritu Santo.
Patricia del Rosario Soto Casquero. Perú
MATUTINA PARA LA MUJER 2014 “DE MUJER A MUJER” by: Pilar Calle de Henger, Imagen by: v3wall
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