febrero 22, 2014

Dijo también el Señor | Matutina para Damas

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“Simón, he aquí Satanás os ha pedido para zarandearos como a trigo; pero yo he rogado por ti, para que tu fe no falte”.

Lucas 22: 31,33

Cuando me enteré de que estaba embarazada de mi segunda hija me sentí muy feliz. Poco después comencé a sentir que algo no estaba bien. Los estudios de rutina daban resultados normales, pero yo seguía con esa sensación.

Bianca nació en la madrugada, y ahí se confirmaron todos mis temores. Después del parto le hicieron algunos estudios, ya que podría tener síndrome de Down. Lo que debería ser un momento maravilloso se convirtió en dolor, incertidumbre y miedo. Yo pensaba que todo era un mal sueño y que pronto despertaría.

No conseguía dormir. Cuando abría los ojos buscaba a mi hija a mi lado, pero la dura realidad me golpeaba: ella no estaba conmigo, se la habían llevado para hacerle estudios. El dolor atravesaba mi pecho y era insoportable.

Hubiera querido huir… pero fue entonces cuando escuché que el Señor me decía, como una vez le había dicho a Pedro: “Andrea, el enemigo te ha pedido para zarandearte como a trigo, pero yo he rogado por ti, para que tu fe no falte”. En ese momento me inundó una gran paz… ¡y me sentí dichosa!

Había entendido profundamente el texto de Pedro: en medio de la angustia y el dolor, Jesús mismo, en persona, pedía al Padre que me sostuviera, que me diera fe y valor para no bajar los brazos ante la prueba terrible que atravesaba.

Pasaron los días y llegó el diagnóstico: Trisomía del par 18. Me dijeron que esta enfermedad no era compatible con la vida. Que los bebés que la tienen mueren en el embarazo, y si nacen, mueren en las primeras horas. Pero Dios, que es tan maravilloso, que me la prestó dos meses para tenerla en mis brazos, me dio la oportunidad de contarle del amor de Dios, de decirle que Jesús nos está preparando una casa y que muy pronto nos veremos allí, de cantarle muchas veces el himno “Cuando venga Jesucristo”, y decirle que la amaba.

Bianca Serena descansó un sábado. La tenía en mis brazos cuando cerró sus ojos. Sé que cuando él vuelva llamará a mi pequeña Bianca de la tumba, y se cumplirán las palabras de Isaías: “Destruirá a la muerte para siempre; y enjugará Jehová el Señor toda lágrima” (Isa. 25:8).

Andrea Bertoli, Argentina

Tomado de: Devocionales para Damas 2014
“De mujer a mujer” by: Pilar Calle de Hengen, Imagen by v3wall

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