“Repartió, dio a los pobres; su justicia permanece para siempre. Y el que da semilla al que siembra, y pan al que come, proveerá y multiplicará vuestra sementera, y aumentará los frutos de vuestra justicia”
2 Corintios 9: 9-10.
Una de las iglesias de la Asociación Uruguaya necesitaba ayuda. Los administradores nos visitaron para pedimos que nos trasladáramos a esa congregación y trabajáramos allí. Con mi esposo aceptamos el desafío y comenzamos a trabajar con mucho amor y oración.
Los hermanos tenían un merendero que asistía a unos treinta niños. Como la iglesia se encontraba en un barrio muy pobre, le pedí a Dios que nos ayudara a atender integralmente las necesidades de ese lugar, convirtiendo el merendero en un comedor familiar, aunque los niños eran el gran motivo de nuestras oraciones. Llevamos el pedido de oración ante los hermanos y les rogamos que nos acompañaran en aquella misión.
Cuando comentamos la iniciativa en una radio comunitaria, una hermana oyó el pedido y habló con sus clientes. Enseguida tuvimos todo lo que necesitábamos. Nos propusimos festejar el Día del Niño alimentando y regalando un juguete a cada uno de los 35 niños que pudimos inscribir. El día del festejo ¡aparecieron 75 niños! Preocupadas, nos pusimos a orar con mi hermana Olga y le rogamos al Señor que multiplicara el alimento como lo había hecho con los cinco mil.
Ella me pasaba los platos y yo los llenaba sin mirar, orando al pasar cada plato. Cuando me quedaba poco más de un cucharón de comida, ella me alcanzó otro plato… Tímidamente le pregunté: “¿Cuántos quedan?”. Con una sonrisa, me contestó: “¡Este es el último!”. ¡Gracias, Señor!
La iglesia madre del distrito nos había preparado cuarenta paquetes de regalos, y se presentaron 92 niños. Mi esposo y mi cuñado Javier estaban muy preocupados. Les contamos lo que sucedió en el comedor, y ellos invitaron al Señor a hacer otro milagro.
En ese momento, unos hermanos mayores se me acercaron y ofrecieron traer más juguetes. De pronto, otra camioneta paró en nuestra humilde iglesia para descargar más paquetes. Ese día ningún niño se fue sin su regalo. El Señor proveyó y multiplicó lo que teníamos, “aumentó los frutos de nuestra justicia”.
Rosario Perdomo de Larrosa, Uruguay
Tomado de: Devocionales Matutina para Damas 2014
“De mujer a mujer” by: Pilar Calle de Hengen, Imagen by: v3wall
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