febrero 01, 2014

Bates echa mano de la religión | Matutina (A)

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Busqué a Jehová, y él me oyó.
Salmo 34:4.
EI padre de Bates habla sido un hombre religioso e intentó, sin mucha suerte, criar a su hijo de modo que fuese espiritual. Sin embargo, en 1807, una de las oleadas de reavivamiento del segundo Gran Despertar sacudió profundamente al joven José. Pero el interés le duró poco, después de que la carrera marítima desviara su vida.
Sin embargo, el mar tiene su forma de hacer que un marinero dirija su vista a Dios, especialmente cuando viajan en barquitos de madera. Según expresó Bates posteriormente, en los mares tormentosos, “el espesor de un tablón era lo único que nos separaba de la eternidad”
Fue ante la posibilidad de perder ese tablón que Bates sitúa sus primeros indicios religiosos.
En medio de un furioso huracán de cuatro días, que levantaba olas de la altura de los mástiles, el joven capitán hizo dos cosas por desesperación: arrojó cuarenta toneladas de hierro al mar y tomó la inédita medida de pedir al cocinero que orara.
El cocinero no era el único que oró; también lo hacía la esposa de Bates, Prudy. Más allá de eso, como creyó que su esposo había empacado demasiadas novelas y libros de romances para sus viajes, Prudy introdujo un Nuevo Testamento y otras publicaciones cristianas en su equipaje. A través de ellos, el Espíritu Santo efectuó su obra característica.
Pronto, Bates había perdido el interés en leer solamente para entretenerse y comenzó a devorar libros como Rise and Progress of Religión in the Soul [Surgimiento y progreso de la religión en el alma], de Philip Doddrige. El capitán, de 32 años, se estaba volviendo religioso. Pero, temía que sus oficiales y los demás hombres pudieran descubrirlo y burlarse de él.
El momento decisivo llegó con la muerte de un marinero llamado Christopher. Como capitán, era deber de Bates supervisar el entierro. Sin embargo, se sentía muy indigno.
Después de hacer lo mejor de su parte, cuatro días después del entierro entregó su vida a Dios, y “prometí al Señor que lo serviría el resto de mi vida”.
El significado de la sepultura de Christopher no solo afectó a Bates; utilizó la ocasión para estimular a su tripulación, al predicar un sermón sobre la vida eterna el domingo siguiente.
Viéndola en retrospectiva, Bates consideraba que su conversión fue hallar “la Perla de gran precio, que valía muchas más riquezas de lo que mi embarcación pudiera contener” Su único deseo, observó, “es que pueda enseñar [a otros] el camino de la vida y la salvación”.
Y eso fue lo que enseñó. Esa misión dominó el resto de su vida. Servimos a un Dios poderoso, que puede cambiar la vida de nuestros hijos e hijas; y la nuestra también.
MATUTINA PARA ADULTOS 2014 “A MENOS QUE OLVIDEMOS” by: George R. Knight,
Imagen by: v3wall
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