Esfuérzate por presentarte a Dios aprobado, como obrero que no tiene de qué avergonzarse y que interpreta rectamente la palabra de verdad
2 Timoteo 2:15
Era natural que el joven Loughborough temiera encontrarse con otros predicadores en sus reuniones. Ese temor pronto se hizo realidad cuando el ministro que le había cancelado las reuniones decidió visitarlo en una tertulia informal que John celebraba con quienes habían asistido a sus reuniones.
-Bueno -dijo el predicador visitante-, tuvo una buena asistencia la noche anterior.
-Sí, y parecen muy interesados -dijo el joven.
-Probablemente tuvieron curiosidad de oír predicar a un muchacho, pero, ¿escuché bien cuando le oí decir que el alma no es inmortal?
-Sí, lo dije -dijo el joven predicador.
-Bueno, entonces, ¿cómo explica usted el texto que habla del castigo del alma que nunca muere?
-No conozco ningún texto que diga eso -dijo sorprendido el joven predicador-. La mitad de mis citas provienen de la Biblia y la otra mitad del himnario metodista.
-Le aseguro que el texto que menciono está en la Biblia -dijo el viejo predicador con mucho énfasis- Se encuentra en el capítulo 25 de Apocalipsis.
-Entonces se encuentra tres capítulos fuera de la Biblia -dijo el joven predicador-, porque Apocalipsis solamente tiene veintidós capítulos.
-Permítame su Biblia y se lo mostraré.
Para asombro de todos los presentes Intentó buscar el texto, solo para quedar en ridículo.
Devolvió su Biblia al joven predicador y se excusó diciendo que tenía otro compromiso.
En aquellos días, los líderes cristianos tenían muy escasa preparación académica. La mayoría de los predicadores eran autodidactas, lo cual explica este suceso. En un contexto tal, el conocimiento de la Biblia era una gran ventaja.
Muchas cosas han cambiado desde entonces, pero no la importancia de conocer la Biblia.
La Palabra de Dios es un don especial del cielo. Sin embargo, cuántos todavía la desconocen tanto como aquel ministro. Con mucha razón el apóstol Pablo hizo al joven Timoteo la solemne exhortación: “Esfuérzate por presentarte a Dios aprobado, como obrero que no tiene de qué avergonzarse y que interpreta rectamente la palabra de verdad” (2 Tim. 2:15).
“Interpretar” es, en realidad, “usar bien”, o mejor dicho, “cortar rectamente”.
El consejo no es solo para los predicadores, sino para los cristianos en general, que también deben ministrar. Estudiarla, comprenderla y explicarla bien es responsabilidad de todos los cristianos. La salud espiritual depende directamente de eso. Muchos la desconocen. ¿Tú la conoces bien?
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1 comentarios:
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