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Tomás, al que apodaban el Gemelo, y que era uno de los doce, no estaba con los discípulos cuando llegó Jesús
Juan 20:24
La historia del apóstol Tomás no se narra en la Biblia. Solamente se registra la información de su llamado; y los incidentes en que participa en la historia evangélica los narra Juan en su Evangelio.
En los únicos incidentes en que Tomás interviene, habla y actúa en el relato bíblico, se lo presenta ligado con la incredulidad. Las Escrituras muestran que fue lento para creer las enseñanzas, las promesas y las predicciones de Jesús. De allí nació la leyenda de “Tomás, el incrédulo”, aunque según el Diccionario bíblico adventista del séptimo día, “tal vez no haya sido más lento que los demás” (para creer).
Es curioso que Tomás signifique “gemelo” y “Dídimo” sea su nombre griego, que también significa “gemelo”. El conocimiento de que era “gemelo” de otro hermano o hermana cuyo nombre no se conoce, le da a Tomás cierto encanto y atractivo histórico.
¿Se vería afectado por el fenómeno de los gemelos en la historia? Es una interesante posibilidad humana. Los hermanos gemelos James Lewis y James Springer fueron separados al nacer y terminaron en distintos hogares adoptivos. Sin saber nada el uno del otro, ambas familias llamaron “James” a los muchachos. Los dos terminaron siendo policías y se destacaron por sus habilidades en mecánica y carpintería.
Ambos se casaron con mujeres llamadas “Linda” y tuvieron hijos, uno llamado James Alan y el otro James Alian. Los gemelos Jim se divorciaron de sus esposas y se casaron de nuevo con dos mujeres llamadas “Betty”. Además, los dos tenían un perro de nombre To.
¿Casualidad? ¿Misterio? ¿Determinismo genético? ¿Se vio afectado Tomás por su condición de gemelo? ¿Quién era su otro hermano o hermana? ¿Fue discípulo o discípula también de Jesús?
Elena de W hite nos da un consejo con respecto a nuestro Señor: “Sería bueno que cada día dedicásemos una hora de reflexión a la contemplación de la vida de Cristo. Debiéramos tomarla punto por punto, y dejar que la imaginación se posesione de cada escena, especialmente de las finales” (El Deseado de todas las gentes, p. 63).
Si conviene imaginar lo que falta en la narración de la vida de Jesús, quizá no sea inútil con Tomás. ¿Tienes un gemelo o gemela? Felicidades, ya tienes un par en la Biblia. Procura aprender algo de él.
Pero todos podemos aprender de Tomás. Era lento para creer como algunos de nosotros. Pero el Señor tuvo paciencia y le dio toda la evidencia que necesitaba para creer. Seguramente hará lo mismo con nosotros. Digámosle como Tomás: “¡Señor mío y Dios mío!”
MATUTINA PARA JÓVENES ¿SABÍAS QUE…?
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