La diferencia entre tener paz y no tener paz es sencillamente quien es el que controla y dirige tu vida.
Si Dios dirige tu vida (no hablo de sistemas religiosos sino de un ser “trascendentemente trascendente”) tu realidad entra en armonía con el universo que Él dirige y sostiene.
Si Dios no tiene el lugar de Dios en tu vida (primero) entonces no tiene ningún lugar y el universo caminará por un lado y tú con tu propio ecosistema por otro. Tú serás el dios de ese espacio y tiempo pero tus volubilidades, intrascendencias y fluctuaciones emocionales harán de ese pequeño mundo algo sin control, con una agitación propia de lo humano, lo frágil y perecedero.
Hay una diferencia notable entre las dos realidades, la que Dios controla y la realidad que tú pretendes controlar (que incluso incluye la pretensión absurda de controlar también a Dios). Esa diferencia es la paz. Para que Dios dirija (incluso partiendo del hipotético caso que no exista), el salto es la fe. La fe no es una afirmación intelectual a verdades sino una actitud mental de confianza que hay Dios y que Él recompensa con paz al que le busca y que Él sabe que es lo mejor para nosotros.
Si hoy Dios es una utopía para muchos es porque los que dicen tener a Dios solo lo muestran a través de suposiciones intelectuales, doctrinas o explicaciones teóricas, pero sus vidas carecen de lo esencial que Dios da: paz. Para que Dios
pueda “trasmitirse” solo debe haber gente que confíe que Él puede ser Dios en sus vidas, que sea lo primero, lo principal y lo mejor. Su testimonio será la paz de poder vivir en medio del caos, del dolor y la agitación que provocan tantos “mundos personales” sin Dios.
Por algo Jesús dijo: “mi paz os dejo, mi paz os doy. Yo no la doy como el mundo la da”. En un día de reposo me pareció apropiado hacer una reflexión sobre lo esencial del reposo: Dios y su paz.
via Facebook | By Henry Barrios
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