octubre 12, 2013

SOMOS LA LUZ DEL MUNDO | Matutina (M)

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Ustedes son la luz del mundo. Una ciudad en lo alto de una colina no puede esconderse.

Mateo 5:14

Los antiguos atribuían propiedades mágicas a la luz. Por esta razón, la luz del sol, la luna y las estrellas, eran consideradas por muchos pueblos como deidades o dioses a los que debían reverenciar y adorar. Era tan inexplicable para ellos su origen que en muchos casos decidieron convertir a la luz en un motivo de adoración.

La función principal de la luz es la de revelar los objetos que están a nuestro alrededor. Todas probablemente hemos constatado que cuanto más profunda es la oscuridad, más intenso parece ser cualquier rayo de luz. Al surgir la luz se pondrá en evidencia aquello que en la oscuridad no se percibía. Si nos encontramos en un lugar oscuro, la luz nos ubica espacialmente, nos da sentido de orientación y nos guía.

El Señor Jesús nos comparó con la luz: “Ustedes son la luz del mundo. Una ciudad en lo alto de una colina no puede esconderse. Ni se enciende una lámpara para cubrirla con un cajón. Por el contrario, se pone en la repisa para que alumbre a todos los que están en la casa” (Mat. 5:14-15). El texto dice: “Ustedes son la luz del mundo”.

No dice de qué intensidad debe ser la luz que portemos durante nuestra vida; tampoco exalta ningún tipo de luz sobre otra, ni hace referencia a la capacidad de alumbrar que posea. Lo único que importa es que seamos luz, y cumplamos con la misión de alumbrar al mundo que nos rodea.

Mi querida hermana, Dios desea que brilles con todo el resplandor que la luz del Espíritu Santo pueda proyectar sobre ti. Hemos de ser “reflectoras” de la luz de Dios ante un mundo que perece en medio de la oscuridad más intensa y total.

Millones de seres humanos andan en busca de luz, algunos por caminos torcidos e inciertos que únicamente los deslumbran, y que a la larga podrían causarles una ceguera de índole espiritual.

Mantengamos la luz de Dios encendida en cada rincón de nuestro hogar. Seamos una luz para cada una de las personas que llamen a la puerta de nuestro hogar, esperando que las ilumine la presencia de Dios. Alumbrar la senda del que transita por la vida sin un rumbo definido con el fin de que pueda ver, ¡esa es nuestra tarea!.

MATUTINA PARA LA MUJER  “ALIENTO PARA CADA DÍA”

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