agosto 23, 2012

POR QUÉ A MI, SEÑOR? }.. Matutina(M)

Tú eres mi refugio, me guardarás de la angustia; con cánticos de liberación me rodearás.

Salmo 32:7.

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La depresión me agobiaba. Por más intentos que hacía para sobreponerme, no podía superarla. «¿Por qué a mí, Señor?» Esa era la pregunta que constantemente me hacía.

Hacía apenas un mes que había dado a luz a mi primer bebé. Consideraba que era un hermoso regalo que Dios nos había dado a mi esposo y a mí. Nosotros apenas teníamos dos años de casados y nos sentíamos muy felices como pareja. No comprendía por qué después de haber tenido a mi bebé tenía que sufrir a causa de aquella horrible depresión.

¿Por qué todo me asustaba? ¿Por qué sentía temor de quedarme sola con mi niña? ¿Por qué a pesar de que estaba rodeada de tanta gente me sentía tan sola? ¿Por qué no podía mejorar, a pesar de que le pedía a Dios que me ayudara a superar aquella dolencia? Esas eran algunas de las preguntas que a diario me venían a la mente.

Durante tres largos años estuve padeciendo de depresión; quizá sin saber que debía haber buscado ayuda profesional. Por supuesto, fueron años de sufrimiento, pero hoy doy gracias a Dios porque durante ese tiempo pude sentir su presencia muy cerca de mí. Pude aprender a depender de él y poco a poco fui superando mi dolencia para cumplir con mi responsabilidad de madre, esposa y ayudante de mi esposo en la dirección del distrito en el cual trabajábamos.

Aprendí que hay un Dios que está dispuesto a ayudarnos, a pesar de las tribulaciones y luchas en que nos encontremos; aunque la respuesta a nuestra oración demore y no la recibamos en el momento. Dios tiene un plan para nosotros que incluso incluye la tribulación. Sin embargo, pude aprender una lección más importante: «Dios es mi refugio y me guardará de la angustia». Hoy, estoy más que convencida de esa hermosa promesa.

Te invito, mi querida amig@, a hacer de nuestro Dios tu refugio en la alegría, en la tristeza, en el dolor, en todo momento. Ten siempre presente que «después de la tormenta viene la calma», y que únicamente en Jesús podrás obtener una paz duradera.

[Matutina para la Mujer “Una cita especial” ]

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