En Gálatas 5:18 al 26, Pablo desarrolla el contraste que existe entre la carne y el Espíritu por medio de una lista de vicios y otra de virtudes éticas. Este tipo de listas era una característica literaria tanto de la literatura judía como de la grecorromana. Ellas identifican conductas que deben ser evitadas y virtudes que deben ser imitadas. Examina las listas de vicios y de virtudes en los pasajes que siguen ¿De qué modo estas listas de Pablo en Gálatas 5:19 al 24 son similares, pero también diferentes, de otras listas? Jer. 7:9; Ose. 4:2; Mar. 7:21, 22; 1 Tim. 3:2, 3; 1 Ped. 4:3; Apoc. 21:8. Aunque Pablo conocía estas listas de vicios y de virtudes, hay diferencias importantes en la forma en que él usa las dos listas en Gálatas. Pablo contrasta las dos listas, pero no se refiere a ellas del mismo modo. Llama “obras de la carne” a la lista de vicios, pero “el fruto del Espíritu” a la lista de virtudes. Esta es una distinción importante. James D. G. Dunn declara: “La carne demanda, pero el Espíritu produce. Mientras que una lista exuda un aire de ansiosa afirmación personal y frenética indulgencia propia, la otra habla más de preocupación por otros, serenidad, resiliencia, confiabilidad” (The Epistle to the Galatians, p. 308). La segunda diferencia entre las dos listas es que la de los vicios está titulada en plural: “obras de la carne”. Sin embargo, “fruto del Espíritu” está en singular. Esta diferencia sugiere que la vida en la carne promueve no solo división, sino también desacuerdos y desunión. En contraste, la vida en el Espíritu da un fruto, que se manifiesta en nueve cualidades que fomentan la unidad. En este contexto, algunas personas pretenden que lo que crean acerca de Dios no tiene importancia mientras sean sinceras. Nada podría estar más lejos de la verdad. La lista de los vicios de Pablo sugiere que conceptos corrompidos acerca de Dios dan ideas distorsionadas acerca de la conducta sexual, de la religión y de la ética. Además, también pueden conducir a la pérdida de la vida eterna (Gál. 5:21).
Repasa la lista de las “obras de la carne”. ¿De qué modo puedes ver cada una como una violación de alguno de los Diez Mandamientos?
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EL FRUTO DEL ESPÍRITU (Gál. 5:22-24)
“Mas el fruto del Espíritu es amor, gozo, paz, paciencia, benignidad, bondad, fe, mansedumbre, templanza; contra tales cosas no hay ley” (Gál. 5:22, 23). ¿De qué modo la obediencia a los Diez Mandamientos refleja el fruto del Espíritu como está expresado en estos versículos? (Ver también Mat. 5:21, 22, 27, 28; 22:35-40.) Los Diez Mandamientos no son una alternativa al amor, sino que nos guían a mostrar amor, tanto a Dios como a la humanidad. El amor no está en conflicto con la Ley. La idea de que el amor a Dios y a nuestros prójimos anula los Diez Mandamientos tiene tan poca lógica como decir que amar la naturaleza anula la ley de la gravedad. Además, en contraste con las quince descripciones de las obras de la carne, el fruto del Espíritu se describe en nueve virtudes. Los eruditos creen que estas nueve virtudes están organizadas en tres grupos de tres. Algunos ven una referencia implícita a la Trinidad en el número tres; otros creen que las tres tríadas reflejan la forma en que debemos relacionarnos con Dios, con nuestro prójimo y con nosotros mismos; y otros ven la lista como una descripción de Jesús. Aunque cada una de estas percepciones tiene algún mérito, el punto más importante es la prioridad suprema que Pablo pone sobre el amor en la vida cristiana. El que Pablo ponga el amor como la primera virtud no es accidental. Ya ha subrayado el lugar central del amor en la vida cristiana, en Gálatas 5:6 y 13, y lo incluye en sus otras listas (2 Cor. 6:6; 1 Tim. 4:12; 6:11; 2 Tim. 2:22). Aunque las otras virtudes aparecen también en fuentes no cristianas, el amor es distintivamente cristiano. Todo esto indica que el amor no debe ser considerado como una virtud entre muchas, sino como la virtud cristiana que es la clave de todas las demás. El amor es el fruto más destacado del Espíritu (1 Cor. 13:13; Rom. 5:5), y debería definir la vida y las actitudes de todo cristiano (Juan 13:34, 35) por difícil que sea, algunas veces, mostrarlo. ¿Cuánta negación propia involucra el amor? ¿Puedes amar sin negarte a ti mismo? ¿Qué nos enseña Jesús acerca del amor y la negación propia?
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