diciembre 14, 2016

La generación de Jesús: 144.000 Parte 3 | Matutina para Adultos 2016

El cruce de los elegidos a la eternidad

“En aquel tiempo se levantará Miguel, el gran príncipe que está de parte de los hijos de tu pueblo. Será tiempo de angustia, cual nunca fue desde que hubo gente hasta entonces; pero en aquel tiempo será libertado tu pueblo, todos los que se hallen inscritos en el libro”. Daniel 12:1

HAY DOS SENTIDOS excepcionales en los que los 144.000 carecerán de paralelos en la historia de la salvación.
  1. Serán únicos en número. El tamaño mismo del número 144.000 revela que habrá literalmente miles y miles de hijos de la tierra que se elevarán al criterio de la santidad de Dios que este siempre ha mantenido ante sus amigos. Solo que ahora, en vez de un Enoc, un Noé, un José, una Rut, un Natanael o un Pablo aislados aquí o allí, habrá toda una generación de Enocs, Juanes Bautistas, Marías, Esteres y Danieles (“A Daniel imita, dalo a conocer; muéstrate resuelto y firme, aunque solo estés”) en toda nación, tribu, cultura y pueblo. Dios tendrá Jobes a millares que serán tal leales a él que exclamarán: “Aunque él me mate, en él esperaré” (Job 13:15). ¿Cómo lo sabemos? “Ellos […] han vencido [al dragón] por medio de la sangre del Cordero y de la palabra del testimonio de ellos, que menospreciaron sus vidas hasta la muerte” (Apoc. 12:11). Por toda la faz de esta tierra caída habrá un pueblo que tenga el nombre de Dios en la frente y su carácter en el corazón.
  1. Serán únicos en la historia. Porque serán la generación que viva cuando se produzca el golpe final del mazo del juicio cósmico. “La hora de su juicio ha llegado” (Apoc. 14:7). Nuestro texto de hoy describe un “tiempo de angustia, cual nunca fue desde que hubo gente”. Dios revela esta crisis inminente no para asustarnos, sino para recordarnos que habrá un pueblo en la tierra que, en medio de un tiempo de angustia sin precedentes, permanecerá, como Daniel, absolutamente leal al Dios creador del cielo. La generación de Jesús. Los elegidos. Y por eso entonarán un cántico nuevo que “nadie podía aprender […], sino aquellos ciento cuarenta y cuatro mil que fueron redimidos de entre los de la tierra” (Apoc. 14:3). Y por eso precisamente ansia Dios tanto “preparar al Señor un pueblo bien dispuesto” (Luc. 1:17). Lo que está en juego nunca ha sido mayor, los tiempos nunca han sido más urgentes -“pero confiad, yo he vencido al mundo” (Juan 16:33)-, ¡y su promesa nunca ha infundido más esperanza!

ELEGIDOS
El sueño de Dios para ti
Por: Dwight K. Nelson

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