El factor de Isacar – 2 | Matutina para Adultos 2016

El cruce de los elegidos a la eternidad

“Mientras sea de día, tenemos que llevar a cabo la obra del que me envió. Viene la noche cuando nadie puede trabajar”. Juan 9:4, NVI

NOSOTROS QUE ESTAMOS preparándonos para el cruce, ¿debería ser nuestra mascota el erizo o el zorro? Permíteme explicarte por qué esas dos opciones. El filósofo inglés Isaiah Berlín dijo en una ocasión que hay dos tipos de pensadores en el mundo: los erizos (que abrazan una gran idea y no se dejan desviar) y los zorros (que se precipitan de una idea a otra).

Luego vino Joshua Cooper Ramo, autor de The Age of the Unthinkable [La era de lo impensable], que documentó la investigación de Philip Tetíock, politólogo y psicólogo que decidió comprobar la diferencia entre “erizos” y “zorros” en la formulación de predicciones. Tras entrevistar a cientos de expertos en economía, política y relaciones internacionales, Tedocky su equipo descubrieron que en lo referente a la precisión predictiva, los pensadores de tipo zorro superaban a los pensadores de tipo erizo. La diferencia estaba en la “curiosidad generalizada” de los pensadores de tipo zorro. ¿Fue la “curiosidad generalizada” también el secreto de Isacar?

En Mateo 24 (denominado “el pequeño Apocalipsis” por su hincapié en acontecimientos escatológicos), Jesús piensa más como un zorro que como un erizo cuando describe una lista de siete tendencias globales que alcanzarán su clímax justo antes de su regreso. Utilizar el factor de Isacar hoy significa que debemos mantenernos ojo avizor en estas siete tendencias:

1. engaños religiosos;

2. conflictos bélicos;

3. agitación política;

4. catástrofes naturales;

5. descomposición legislativa;

6. colapso social; y

7. reavivamiento espiritual.

Si no lo has hecho aún, ¿por qué no preparas una carpeta para cada una de estas tendencias predichas? Colecciona recortes de prensa, informes de Internet, comunicados de prensa, predicciones económicas, indicadores sociales, etcétera. Como Isacar, debemos entender los tiempos para saber qué debemos hacer.

Hay quienes creen que lo que debemos hacer es convencer a Dios para que acelere las siete tendencias ahora mismo, para que la sociedad se colapse, el mundo se precipite en el caos y venga el fin. ¡Qué equivocados están! “La obra que la iglesia no ha hecho en tiempo de paz y prosperidad, tendrá que hacerla durante una terrible crisis, en las circunstancias más desalentadoras y prohibitivas” (Testimonios para la iglesia, t. 5, p. 438). Y de ahí que el llamamiento de Jesús en nuestro texto de hoy resulte tan urgente. “Pronto la noche viene”, dice un viejo himno. Pero fíjate en la buena noticia de Jesús: “Tenemos que llevar a cabo la obra”, es decir, con él. Es una misión conjunta.

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