septiembre 01, 2015

Riquezas podridas | Matutina para Adultos 2015

“¡Vamos ahora, ricos! Llorad y aullad por las miserias que os vendrán. Vuestras riquezas están podridas y vuestras ropas, comidas de polilla” (Santiago 5:1, 2).
Estas palabras de Santiago guardan una dramática similitud con la crisis económica global que estamos viviendo en este tiempo, una crisis como no se había conocido desde 1929: recesión de la economía en varios de los países más ricos del mundo, estados opulentos que necesitan un rescate de miles de millones de euros, aumento de la tasa de desempleo; pérdida del llamado estado de bienestar, quiebra de grandes bancos por la acumulación de activos tóxicos, entre otros.
Esta situación está produciendo un cambio drástico en las economías, tanto privadas como públicas, que están generando alteraciones sociales, huelgas, clamores y protestas en la calle, una crisis social de graves dimensiones. Esa crisis económica, como dice Santiago, se produce en la proximidad de la venida del Señor. En realidad, la situación actual, preludio de tiempos aún peores, es el fracaso de filosofías materialistas que fundaron su seguridad y confianza en la ciencia y la tecnología, en el poder, la fuerza y las riquezas. Como dijo Jeremías:
“No se alabe el sabio en su sabiduría, ni en su valentía se alabe el valiente, ni el rico se alabe en sus riquezas” (Jer. 9:23). Porque el desarrollo tecnológico llevó a la humanidad a la bomba atómica en Hiroshima, el poder ha dado lugar a continuas guerras y masacres de inocentes, y la bonanza económica resultó una riqueza “podrida” que nos ha conducido a la crisis económica actual.
Lamentablemente, a veces los abusos también ocurren entre algunos que se dicen creyentes. “Qué revelación se hará el día de Dios, cuando los tesoros amontonados, y los sueldos retenidos fraudulentamente, clamen contra sus poseedores, quienes eran cristianos supuestamente buenos, y se halagaban a sí mismos con la idea de que estaban guardando la ley de Dios, cuando amaban más las ganancias que lo que se había comprado con la sangre de Cristo, las almas de los hombres” (Consejos sobre mayordomía cristiana, p. 129). El pueblo de Dios, aun teniendo la interpretación profética del tiempo, no está exonerado de las crisis y las sufre con paciencia al lado de sus conciudadanos.
Pero no la enfrenta de la misma manera. Nuestra seguridad en la providencia divina nos permite afirmar con el apóstol Pablo: “Estamos atribulados en todo, mas no angustiados; en apuros, pero no desesperados; perseguidos, pero no desamparados; derribados, pero no destruidos” (2 Cor. 4:8, 9).
Porque hay un Dios en los cielos… enfrenta tu crisis confiando en el apoyo divino.

DEVOCIÓN MATUTINA PARA ADULTOS 2015
Pero hay un DIOS en los cielos…
Por: Carlos Puyol Buil
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