septiembre 03, 2015

Esperanza prolongada, corazón enfermo | Matutina para Adultos 2015

“La esperanza que se demora es tormento del corazón” (Proverbios 13:12).
El 22 de octubre de este año hará 171 años que los adventistas estamos predicando la inminencia del regreso del Señor. Somos un movimiento que inició su andadura religiosa con un mensaje preciso sobre el tiempo del fin: “La hora de su juicio ha llegado” (Apoc. 14:7), pero ese juicio todavía no ha concluido.
Hoy volvemos a hablar de la demora porque nuestra iglesia no puede soslayar este problema, porque una correcta interpretación de la demora de la Segunda Venida no solamente explica y justifica la razón de ser de nuestra iglesia, sino que llega a ser una verdadera clave de la praxis interna y externa de sus miembros. 
¿Nos hemos equivocado los adventistas del séptimo día al anunciar el regreso del Señor en el tiempo histórico? ¿O debiéramos remitir el advenimiento, como hacen muchos cristianos, a un final de los tiempos absoluto que no está conectado con la cronología? ¡No! Las profecías y el plan de la salvación se cumplen y resuelven en el marco de la historia de la humanidad.
¿Por qué el Señor no ha venido? El texto de Proverbios dice que “la esperanza que se demora tormento es del corazón” y, en efecto, los adventistas podemos estar sufriendo las consecuencias de la crisis de la demora. Jesús nos advirtió contra esto. En tres de las cuatro parábolas del sermón escatológico nos habla de esa tardanza. En la parábola de los dos siervos, el siervo negligente, cansado de esperar, pensó: “mi Señor tarda en venir” y se entregó a una vida inconsecuente. 
En la parábola de las diez vírgenes, Jesús nos puso sobre aviso de que “como el novio tardaba, cabecearon todas y se durmieron” (Mat. 25:5). En cuanto a la parábola de los talentos, Jesús señaló que “después de mucho tiempo regresó el señor de aquellos siervos y arregló cuentas con ellos” (25:19); los siervos tuvieron suficiente tiempo para hacer prosperar los
bienes del señor antes de rendirle cuentas. ¡Cuidado! La crisis de la demora puede producir entre nosotros inseguridad en el mensaje, falta de unanimidad doctrinal y abandono de la proclamación; puede arraigarnos a este mundo con la pérdida del sentido de provisionalidad y puede tener consecuencias éticas y espirituales nefastas en nuestras vidas.
Elena de White dijo: “La demora es solamente aparente, pues en el tiempo señalado, nuestro Señor vendrá” (Carta 38, 1888). ¿Y cuándo vendrá? De la Segunda Venida nos separa no un tiempo, sino una misión: nuestra preparación espiritual y la del mundo para recibir al Señor.
Pide a Dios hoy que te ayude a cumplir la misión.

DEVOCIÓN MATUTINA PARA ADULTOS 2015
Pero hay un DIOS en los cielos…
Por: Carlos Puyol Buil
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