“Así que, según tengamos oportunidad, hagamos bien a todos, y mayormente a los de la familia de la fe”. Gálatas 6:10.
El Congreso Mundial de la Iglesia Adventista, reunido en Atlanta, Estados Unidos, en julio de 2010 me demostró, una vez más, que siempre hay gente necesitada del amor de Dios, sin distinción de idioma, raza o nivel socioeconómico. Nuestra misión es estar atentas para que nadie pierda la oportunidad de conocer el amor de Jesús y aceptar la salvación que él ofrece.
Una mañana, después de las reuniones del Congreso, decidimos ir a uno de los centros comerciales de la bella ciudad de Atlanta y, con ese fin, nos dirigimos a la estación de trenes. Al bajar las escaleras, nos desorientamos y nos equivocamos de tren. ¿Equivocación o propósito divino? Una pareja que nos observaba nos quiso ayudar, y mientras nos explicaba qué hacer, la señora nos preguntó de dónde éramos y qué hacíamos en Atlanta.
Le contamos la razón de nuestra visita. Una de mis amigas tenía un CD y un librito del pastor Mark Finley y se lo dimos, explicándoles que pertenecíamos a la Iglesia Adventista del Séptimo Día y guardábamos el sábado. Cuando llegaron a destino, antes de descender, la señora me dijo: “Mi vida no será la misma desde esta conversación, voy a buscar esa iglesia y la visitaré para aprender más”.
Apenas bajaron, subió un joven que se sentó en el mismo lugar y también despertó nuestro interés por hablarle, así que le ofrecimos el librito y el CD. Nos contó que había estudiado en una de nuestras escuelas, en Texas, y que este encuentro no había sido casual pues él sabía que Dios lo estaba llamando. Prometió buscar una de nuestras iglesias y frecuentarla.
Le dije: “Si no vuelvo a verte aquí, deseo con todo mi corazón verte en el cielo. Dios te bendiga”, y se fue. Finalmente abordamos el tren correcto, pero no sentimos que habíamos perdido la mañana, sino que agradecimos a Dios porque él enderezó el camino equivocado de esas tres personas, y nosotras fuimos el medio.
Querida amiga, busquemos cada día la oportunidad de compartir el mensaje de salvación. No tengamos vergüenza de decir quiénes somos y a qué familia pertenecemos. Predicar el evangelio es el mayor bien que podemos compartir.
ECTURAS DEVOCIONALES PARA LA MUJER 2014
”DE MUJER A MUJER” by: Pilar Calle de Henger, Imagen by: v3wall.com
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