febrero 12, 2014

Cuánto me espera en el cielo | Matutina para Mujeres

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“Y todo Israel lo endechará, y le entrerrarán; porque de los de Jeroboam, sólo él será sepultado, por cuanto se ha hallado en él alguna cosa buena delante de Jehová Dios de Israel”
1 Reyes 14:13

Mi esposo y mi hijo me regalaron una Biblia de letras grandes por mi problema de presbicia. Es tan linda que la usaba solo cuando iba a la iglesia o cuando debia predicar. Cuando mi hija Karen comenzó a dar estudios bíblicos a unas vecinas, notó que solo teníamos dos biblias: una Versión Dios Habla Hoy y otra Reina-Valera (1960) en malas condiciones. Entonces, decidí obsequiarle mi pequeña Biblia azul, reencuadernada, que a ella tanto le gustaba.

Mientras hacía las lecturas del año bíblico en mi nueva Biblia, descubrí un interesante trazo de la vida de Jeroboam, quien hizo lo malo ante los ojos de Jehová: su hijo Abías, en quien el Señor encontró algo bueno. Abías, un jovencito que enfermó gravemente, fue finalmente llamado al descanso debido a la corrupción y la maldad que había en el pueblo.

Él no merecía ese ambiente, ni ser contaminado con los horrores de la época, ni sufrir el destino que le esperaba en su nación, que sería destruída. Todo Israel lo lloró e hizo duelo nacional por él. Su padre también lo lloró al punto de consultar al profeta para ver si se podía hacer algo por él, pero ni la muerte de Abías hizo que Jeroboam cambiara el camino de maldad que había iniciado. Pero el Señor, en su amor, guarda el alma de los que están en condiciones de vivir por la eternidad.

Seres que logran ser puros, y que no merecen perder esa pureza de espíritu y de propósito, son salvados de este mundo de maldad con la groriosa promesa de la eternidad. Esta es una evidencia más del amor de dios, una nota más de consuelo para quien sufre una terrilbe pérdida, como la de un hijo, creando en el corazón de la dulce música de la esperanza. ¡Qué misericordia! Cuanto más conozcoa mi Señor mas lo amo.

Abías no va a estar solo en la eternidad. El Señor le tiene reservada una gran familia, porque él tenía el nombre de su Dios escrito en su mente y en su corazón. Lo voy a buscar cuando llegue al cielo y le voy a presentar a Josué, mi hijo amado, y vamos a tener mucho para hablar los tres. Esta es mi bendita esperanza.

Rosario Perdomo de Larrosa, Uruguay

Tomado de:
Matutina para Damas 2014
“De mujer a mujer”
by: Pilar Calle de Hengen,
Imagen by: v3wall

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