febrero 11, 2014

Cuando todo parece derrumbarse | Matutina para Mujeres

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“Pero tú eres santo, tú que habitas entre las alabanzas de Israel”.
Salmo 22:3.
Mi amiga miraba con tranquilidad el futuro; todos sus hijos estaban casados, bien establecidos y en la Iglesia. La lucha no siempre había sido fácil pero había valido la pena. El hijo varón cursaba un posgrado en Teología.
Mientras trabajaba con papeles, sola en una oficina, pensó en su esposo, que por su trabajo viajaba la mayor parte del tiempo, en los hijos que estaban lejos, en su propia soledad, que por momentos le dolía, cuando de pronto, una ola de nostalgia invadió su corazón. En ese momento Dios trajo a su memoria el versículo 3 del salmo 22, y en lugar de lamentar distancias, comenzó a alabar al Señor por su misericordia para con ella y su familia. Lejos estaba de imaginar la prueba que se avecinaba.
No mucho tiempo después de que hiciera de la alabanza a Dios un hábito diario, su hijo avisó que viajaba con sus pequeños hijos para estar un tiempo con ellos. Un muchacho transido de dolor volvía al hogar paterno en busca de apoyo emocional y espiritual; su esposa había elegido otro camino.
En cuanto a los hijitos, él los tendría hasta que cumplieran 12 años, luego ella se haría cargo de su educación secundaria. Si después de eso los hijos querían volverse con su padre podrían hacerlo pero él tendría que ocuparse de su educación superior. ¿Por qué, Señor? Mi amiga no tenía respuestas, solo dolor, pero decidió aferrarse más firmemente de las promesas de Dios.
Pidió desesperadamente al Padre celestial que habitara en la familia de su hijo. El trauma emocional tuvo consecuencias físicas en él y a los pocos meses le detectaron un cáncer de estómago en un país donde no tenía cobertura médica. Las hermanas de la iglesia a la cual asistían, no podían comprender cómo ella vivía sonriendo y alabando al Señor.
No captaban entonces el milagro que el Señor estaba obrando en el corazón de esa madre, y que poco después se manifestaría en la salud restaurada de su hijo.
Hoy, el hijo de mi amiga tiene un nuevo hogar cristiano, sus hijos son adventistas y cursan con felicidad carreras universitarias en una universidad adventista. “Pero tú eres santo, tú que habitas entre las alabanzas de Israel”.
Raquel Bellido, Argentina
MATUTINA PARA LA MUJER 2014 “DE MUJER A MUJER” by: Pilar Calle de Henger, Imagen by: v3wall
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