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“Por la palabra de Jehová fueron hechos los cielos; y todo el ejército de ellos, por el aliento de su boca. […] porque él dijo, y fue hecho; él mandó, y existió” (Salmo 33:6, 9).
Hoy se celebra el Día del Amor y la Amistad en diversas partes del mundo.
Por lo general, se asocia con los enamorados, pero hay algo más en esto. En los textos antiguos de diversos pueblos sobre el tema de la creación, los dioses destruyen y tienen relaciones sexuales como parte del proceso de crear a los seres humanos.
Con el tiempo, dichos conceptos generaron una serie de prácticas inmorales entre los vecinos de Israel, curiosamente asociadas con el amor de las deidades y la creación: prostitución masculina y femenina, hermandades de homosexuales reconocidas, orgías en templos y lugares altos, sacrificios de animales y hombres, mutilaciones y heridas en tiempos de dolor y duelo.
En cambio, en la Biblia Dios crea con solo hablar. No necesita tener relaciones sexuales para crear. La revelación bíblica comienza con el acto creador de Dios: “En el principio creó Dios los cielos y la tierra” (Gén. 1:1) y termina con otro acto creador: “Yo hago nuevas todas las cosas” (Apoc. 21:5).
Entre ambas declaraciones bíblicas, la revelación tiene cientos de referencias a la Creación divina tanto en el Antiguo como en el Nuevo Testamento y jamás se insinúa que Dios pudiera servirse de un proceso evolutivo. El verbo hebreo bara, usado en Génesis 1:1, traducido por ‘crear’, tiene siempre por sujeto exclusivo a Dios, lo cual hace que no guarde ninguna concepción supuestamente mítica o con connotaciones paralelas a una actividad humana.
Usado principalmente en el lenguaje de la adoración, se trata de un término propio para referirse únicamente a la acción creadora de Dios y para distinguirla así de toda obra y realización humanas. Y aunque de por sí, el verbo no designa una creatio ex nihilo, viene a significar precisamente lo que en otras mentalidades se quiere asegurar por medio de la expresión ex nihilo, ‘de la nada’, es decir, la creación extraordinaria, soberana, personal, sin esfuerzo y completamente libre por parte de Dios.
Es difícil entender la naturaleza del amor humano si no se reconocen sus verdaderos orígenes. Incluso, el bendito don del amor se puede desvirtuar hasta prácticas inmorales que nada tienen que ver con los propósitos originales del Padre celestial en cuestiones del amor. Desde este punto de vista, el ser humano necesita vincularse con Dios para vincularse afectivamente con sus semejantes.
En este día tan especial te invito a reconocer que somos seres creados por Dios para amar.
DEVOCIÓN MATUTINA PARA ADULTOS 2015 Pero hay un DIOS en los cielos…
Por: Carlos Puyol Buil
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