marzo 12, 2014

Dios te conoce | Matutina para Mujeres

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“Te alabaré, oh Jehová, con todo mi corazón; contaré todas tus maravillas. Me alegraré y me regocijaré en ti; can taré a tu nombre, oh Altísimo”.                                                              Salmo 9:1, 2.
¿Alguna vez te has sentido herida por algo o por alguien? ¿O tal vez tu corazón guarda un rencor que te deja sin fuerzas, y te oprime el pecho? ¿O has sentido la necesidad de gritar: “¡No puedo más!”?
Las consecuencias más recurrentes de las heridas, los rencores y la depresión son la baja autoestima y el desánimo. Cultivar la oración, la diaria lectura de la Biblia y la alabanza son, sin duda, el remedio y la mejor terapia para sanar esas heridas. Solo Dios puede escudriñar nuestros corazones. Nadie más que él conoce las aflicciones, tristezas, alegrías, derrotas y victorias que hay en nuestra vida.
El Señor conoce lo que pensamos, lo que sentimos y nuestros más íntimos deseos. Por esa razón nuestro Padre Celestial es el mejor bálsamo para poder curar esas heridas. De ahí la importancia de buscar cada día una relación más íntima y estrecha con el Creador. ¿Quién mejor que el gran Alfarero para arreglar la pieza de barro que somos y moldear nuestro corazón roto?
Querida amiga, si tienes un corazón herido, si el rencor te oprime el pecho, entrégale tus cargas al Señor que todo lo puede y que siempre está presto a curarnos y estrecharnos en sus brazos de amor.
El toque del Maestro hará que aflore la ternura, la dulzura y el afecto de nuestra sensibilidad y de esa manera adoptemos una actitud que nos ayude en el sanamiento de nuestras heridas.
Oremos para florecer en el lugar donde Dios nos llamó a servir. Luchemos por nuestros sueños e ideales. Pidámosle al Señor que nos ayude a ser felices y a hacer felices a quienes nos rodean. Si algo nos lastima el corazón, pidámosle que convierta, como la ostra, esa piedra en una hermosa perla de perdón y paz interior.
Como mujeres de nuestra iglesia tenemos el gran privilegio de servir al Señor ejerciendo el ministerio de la bondad, de la educación y de la reconciliación. Son muchas las bendiciones que Dios tiene preparadas para quienes lo ayudan en este ministerio.
Dios te bendiga y permita que hagas tuyas las palabras de Pablo: “Todo lo puedo en Cristo que me fortalece” (Fil. 4:13).
Esther Alvarado de Lozano, Ecuador
DEVOCIÓN MATUTINA PARA LA MUJER 2014 “DE MUJER A MUJER”
by: Pilar Calle de Henger, Imagen by: v3wall.com
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