Hemos visto que Bates no era para nada tímido cuando se trataba de hablar del sábado a los demás. Pero, uno de los fracasos más visibles sobre el tema era su propia esposa. Aunque escribió un libro tras otro sobre el tema y debió de haberla fastidiado constantemente, ella habrá sido tan obstinada como él. Como resultado, “él guardaba solo el santo sábado”.
Según la tradición de Fairhaven, “el capitán Bates solía llevar a su esposa en el carro a la iglesia cristiana el domingo, pero él no entraba a adorar ‘en el día de reposo del Papa’; volvía a buscarla después de la iglesia”. La buena noticia es que Prudence Bates aceptó el séptimo día en 1850: las oraciones de él, su ejemplo y la “paciencia impaciente” finalmente habían dado resultado. Al igual que muchos de nuestros amigos y familiares, aparentemente ella escuchaba, cuando parecía que no lo hacía.
Bates recibió más buenas noticias, con la conversión de Jaime y Elena White al séptimo día, probablemente en noviembre de 1846. Posteriormente, Jaime informó que “al leer” el Seventh-day Sabbath, a Perpetual Sign [El día de reposo sabático, una señal perpetua], de Bates, “me establecí en el sábado y comencé a enseñarlo”.
Esa aceptación sentó las bases para la formación del adventismo del séptimo día. A partir de ese momento, Bates y los White comenzaron a trabajar juntos.
Finalmente, las cosas comenzaron a avanzar. Para diciembre de 1846, el libro de Bates, aparentemente, había llegado al sector occidental de Nueva York. Más tarde ese año, Bates y Jaime habían esperado reunirse con Hiram Edson, 0. R. L. Crosier y F. B. Hahn (los originadores de la interpretación del Santuario celestial) en la casa de Edson, en Port Gibson, Nueva York, pero las circunstancias retuvieron a White en el este.
Un tema de agenda era el día de reposo sabático. Edson decía que había estado a favor de él durante algunos meses, pero sin ninguna convicción definitiva.
Pero, después de la presentación de Bates, durante la cual Edson “apenas podía quedarse sentado”, “Edson se puso de pie y dijo: ‘Hermano Bates, esa es la luz y la verdad. El día de reposo es el sábado, y estoy con usted para guardarlo’”.
De modo que, para fines de 1846, encontramos a un grupo de creyentes unidos en tres doctrinas clave: la Segunda Venida, el sábado y el Santuario celestial. Se sentaron las bases para el surgimiento del adventismo del séptimo día.
Es posible que, desde nuestra perspectiva, Dios nos esté guiando en forma lenta, pero no hay dudas de que dirige. Ayúdanos, Señor, a ser pacientes con tu dirección.
DEVOCIÓN MATUTINA PARA ADULTOS 2014 “A MENOS QUE OLVIDEMOS” by: George R. Knight,
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