mayo 04, 2014

La adoración que Dios pide | Matutina para Mujeres

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“Sed, pues, vosotros perfectos, como vuestro Padre que está en los cielos es perfecto”. Mateo 5:48.
Un Dios santo, puro y perfecto no pide algo menor que una adoración santa, pura y perfecta de parte de sus hijos, como instrumentos sagrados, escogidos y redimidos por él.
Me viene a la memoria una ilustración que escuché en cierta oportunidad. El pastor preguntó: “¿Serían ustedes capaces de beber agua de un envase que estuviera contaminado con solo una gota de veneno letal?
¿Beberían tranquilos agua de una botella que estuviera contaminada con saliva de un enfermo contagioso? Seguramente no, porque ningún ser humano cuerdo estaría dispuesto a arriesgar su vida bebiendo agua sucia y contaminada”.
Nuestro Dios tampoco puede aceptar una adoración contaminada y manchada por pecados que nuestra concupiscencia guarda en la mente, el corazón, los labios, los oídos y los ojos de nuestro cuerpo terrenal.
Como el agua de un recipiente contaminado, los pensamientos, los sentimientos o la conducta pecaminosos contaminan el culto a Dios y el templo del Espíritu Santo, es decir, nuestro cuerpo.
Analicemos nuestra adoración: ¿Cómo está mi vida ante los ojos de Dios? ¿Estoy adorando correctamente? ¿Es aceptada mi adoración ante Dios? ¿Está santificada mi vida por el Espíritu Santo? ¿Es perfecta desde el punto de vista de Dios?
¡Qué hermosa es la adoración de una mente y un corazón santificados por el poder del Espíritu Santo! Veríamos milagros maravillosos como los que protagonizaba el pueblo de Israel. Caminaríamos por sendas de justicia y de paz en este mundo, tan lleno de violencia y maldad. Aprenderíamos, como Enoc, a caminar con Dios, hasta entrar en la eternidad.
Querida amiga, hoy tenemos la oportunidad de mantener limpios nuestros pensamientos, sentimientos y avenidas del alma; presentarlos níveos, perfectos y agradables a los ojos de nuestro amante Padre celestial, para ofrecerle la adoración que se merece. Entonces, nuestra comunicación con él será transparente y directa, y nos elevará hasta el sublime trono de la gracia, de donde escucharemos la voz: “Bien, buen[a] sierv[a] y fiel [...] entra en el gozo de tu Señor” (Mat. 25:21).

 

LECTURAS DEVOCIONALES PARA LA MUJER 2014
”DE MUJER A MUJER” by: Pilar Calle de Henger, Imagen by: v3wall.com

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