mayo 23, 2014

Como vasija nueva | Matutina para Mujeres

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“Los hijos de Sión, preciados y estimados más que el oro puro, ¡cómo son tenidos por vasijas de barro, obra de manos de alfarero!”
Lamentaciones 4:2.
¿Te detuviste alguna vez para preguntarte qué eres?
¿Hiciste un alto en el complicado trajín de esta vida para observar a tu alrededor?
Gente que corre, rostros desencajados, acciones sospechosas, burlas, peleas y otras atrocidades que exceden nuestra más exagerada imaginación. ¿Qué somos? ¿Una máquina con frenos gastados? En cierto modo, sí… pero tan perfecta como no hay ni habrá quien pueda igualarla; una “máquina” que piensa, camina, trabaja, ama, es generosa, puede odiar y ser celosa.
Como máquinas tenemos una batería invisible, poderosa, y ¡milagrosamente recargable! Con 36°C, como si fuera máquina a vapor, impulsa su corriente carmesí por todas las piezas que la componen. Así da vida a los aparatos circulatorio, respiratorio, digestivo, etc. (ver Mente, carácter y personalidad, t. 1, p . 119).
La comparación con una máquina es atractiva, pero me gusta más ser comparada con una obra de arte: “Entonces Jehová Dios formó al hombre del polvo de la tierra, y sopló en su nariz aliento de vida, y fue el hombre un ser viviente” (Gén. 2:7). Nuestro Dios tomó “tierra virgen” pura, sin contaminación e hizo esa maravillosa vasija viviente.
Lamentablemente, la raza humana desobedeció las leyes divinas y hoy vemos los resultados. “Y descendí a casa del alfarero, y he aquí que él trabajaba sobre la rueda. Y la vasija de barro que él hacía se echó a perder en su mano; y volvió y la hizo otra vasija, según le pareció mejor hacerla.
[...] ¿No podré yo hacer de vosotros como este alfarero [...]? dice Jehová.
He aquí que como el barro en la mano del alfarero, así sois vosotros en mi mano [...]” (Jer. 18:3, 4, 6).
El Divino Alfarero ama su obra más que al oro puro (Lam. 4:2). Desea que sus criaturas seamos dóciles, que lo dejemos seguir trabajando y perfeccionando su obra de arte.
Permitámosle que nos siga puliendo en el torno divino y nos transforme con abundante agua del Espíritu (Juan 4:14) en una hermosa porcelana, transparente, sonora y atractiva. Solo así se podrá ver en nosotras la pureza, la alegría y la luminosidad que otorga el amor de Jesús.
Eugenia Schiavo de De Sousa Matías, Argentina

LECTURAS DEVOCIONALES PARA LA MUJER 2014
”DE MUJER A MUJER” by: Pilar Calle de Henger, Imagen by: v3wall.com

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