mayo 19, 2014

La oración perseverante | Matutina para Mujeres

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Orando en todo tiempo […] y velando en ello con toda perseverancia y súplica por todos los santos”. Efesios 6: 18
Nunca pensé casarme con un pastor. En realidad, me casé con un detective de la Policía de Investigaciones de la República del Perú. Cuando los colportores y estudiantes de Teología llegaban a Cuzco, donde nací, huía de ellos pues, aunque era una cristiana comprometida con la iglesia, no me veía como esposa de pastor.
Trabajando en uno de los colegios adventistas de Cuzco, una colega y su novio me presentaron un joven detective de la Policía de Investigaciones.
Me enamoré de él y cuando se bautizó, nos casamos. Era cariñoso, hogareño, amante de los niños, trataba de agradarme en todo y me ayudaba en los quehaceres; sin embargo, era un joven convencido y no convertido. Me aconsejaron que no me casara. La esposa de un pastor me dijo que iba a sufrir… y esa frase fue una profecía en mi vida.
Yo veía diariamente cómo mi esposo luchaba para cambiar su vida: las responsabilidades y compromisos de su trabajo, las amistades y relaciones, el medio donde trabajaba y las investigaciones que realizaba. Todo eso lo apartaba de Dios y lo lanzaba al pozo de la desesperación, de donde solo Dios podía sacarlo.
Oré por mi esposo durante nueve años. Cada noche imploraba a Dios que transformara su vida, que le diera fuerzas para cambiar.
Ambos sufríamos, aunque caminábamos juntos y sentíamos que el amor de Dios nos unía. Después de varios años, Dios transformó su vida y le permitió estudiar Teología. Cuando se graduó fue invitado a trabajar en el ministerio pastoral.
Cuando analizo mi pasado, veo que mi caso fue una excepción, por la misericordia de Dios. Mi esposo había sido llamado al ministerio desde el vientre de su madre y yo no lo sabía. Mi suegra oraba por su hijo y lo dedicó al Señor desde antes de nacer.
Amiga, si aún no te has casado, no desafíes al Señor. Considéralo en todas tus decisiones. “No os unáis enyugo desigual con tos incrédulos” (2 Cor. 6:14) es un consejo que solo te rendirá felicidad. “Dios no contesta siempre nuestras oraciones como nosotros lo esperamos [...] pero en su sabiduría y amor infinitos, él nos dará las cosas que más necesitamos” (Testimonios para la iglesia, t. 4, p. 522).
Luz Marina Acurio de palomino, Perú

 

LECTURAS DEVOCIONALES PARA LA MUJER 2014
”DE MUJER A MUJER” by: Pilar Calle de Henger, Imagen by: v3wall.com

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