“Sin mí no pueden ustedes hacer nada” (Juan 15:5).
¿Has oído hablar alguna vez del Decálogo de los “No puedes”? Es una lista publicada en 1916 por el reverendo William J. H. Boetcker, y que se hizo muy popular cuando Ronald Reagan la citó en un discurso pronunciado en 1992. La lista registra diez cosas que, en opinión de Boetcker, no se pueden hacer:
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No se puede crear prosperidad desalentando el ahorro.
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No se puede fortalecer al débil debilitando al fuerte.
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No se puede ayudar a los pequeños aplastando a los grandes.
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No se puede ayudar al pobre destruyendo al rico.
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No se puede elevar al asalariado presionando a quien paga el salario.
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No se puede salir de los problemas financieros si se gasta más de lo que se gana.
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No se puede promover la fraternidad de la humanidad admitiendo e incitando el odio entre grupos sociales.
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No se puede garantizar una adecuada seguridad con dinero prestado.
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No se puede formar el carácter y el valor de un ser humano quitándole su independencia, libertad e iniciativa.
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No se puede ayudar a las personas permanentemente haciendo por ellas lo que ellas pueden y deben hacer por sí mismas.
¿No te parece que tenía razón Boetcker? Prestar atención a cada uno de esos “No se puede” te ayudará mucho en tu desarrollo personal.
Sin embargo, el “no se puede” más importante y que mayor satisfacción dará a tu vida, fue dicho hace más de dos mil años, y salió de los labios de Jesús: “Sin mí no pueden ustedes hacer nada” (Juan 15:5). Aunque vivimos en una época en la que están de moda la independencia y el individualismo, el Señor anhela que seas un joven que dependa por completo de él. Y es que lo realmente perdurable en esta vida, y en la venidera, es lo que puedas conseguir como resultado de una buena relación con tu Dios. No vayas a suponer que con Cristo se vive una vida infructífera, pues el que permanece unido al él tendrá muchos frutos. ¿Quieres esos frutos?
#TodoloPuedoenCristo
#VISITAMIMURO
Por: J. Vladimir Polanco
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