El carácter de los elegidos
“Someteos, pues, a Dios; resistid al diablo, y huirá de vosotros”. Santiago 4:7
Estrategia 3. Ejercita tu mente. Recuerda que ahí estuvo la diferencia entre José y David. José huyó, David coqueteó con la tentación. La diferencia estuvo en su respuesta mental a la tentación sexual. “Huye también de las pasiones juveniles” (2 Tim. 2:22). Ejercita tu NO (1 Cor. 10:13).
¿Determina nuestra orientación sexual si caemos o no en el pecado? En realidad, la receta bíblica para la expresión sexual nivela el campo de juego para todos, heterosexuales u homosexuales. Eludiendo el debate sobre lo innato y lo adquirido en lo referente a la orientación sexual, la Biblia ofrece un principio divino para toda la interacción sexual humana: fuera del matrimonio entre un hombre y una mujer, no ha de haber ninguna expresión sexual interpersonal. Sean heterosexuales u homosexuales, todos los hijos de Dios fuera del matrimonio han de vivir una vida de celibato: abstinencia sexual.
Richard Hays, de la Universidad Duke, escribe: “Pese a las zalameras ilusiones perpetradas por la cultura de masas en los Estados Unidos, la gratificación sexual no es un derecho sagrado, y el celibato no es un destino peor que la muerte […]. Sin duda es asunto de cierto interés para la ética cristiana que tanto Jesús como Pablo vivieran sin relaciones sexuales […]. En una iglesia, deberíamos trabajar diligentemente por recuperar la dignidad y el valor de la vida” (The Moral Vision of the New Testament [La visión moral del Nuevo Testamento], p. 401).
Pero sin la opción del “matrimonio” homosexual, ¿dónde quedan los cristianos homosexuales (que han compartido sus historias conmigo)? Hays prosigue: “Quedan precisamente en la misma situación que los heterosexuales a los que les gustaría casarse pero no pueden encontrar una pareja apropiada (y hay muchos así): emplazados a una obediencia difícil y costosa mientras gimen esperando ‘la redención de nuestro cuerpo’ (Rom. 8:23)” (p. 402). Fuera del matrimonio, el campo de juego está nivelado, y los elegidos recibirán la pureza moral y el poder divino de vivir una vida casta. El mismo Jesús que vivió esa vida te dará el mismo poder.
Estrategia 4. Ejercita tu corazón. El pastor Bernie Anderson, en su libro Breaking the Silence [Romper el silencio], cuenta que lo que quebrantó el poder de la pornografía en su vida fue contar a un pastor amigo suyo su lucha. Nos necesitamos los unos a los otros (Heb. 10:24,25). Incorpórate a un grupo pequeño de amigos espirituales con los que te sientas a gusto para compartir tus luchas. Cuando compartimos nuestra unión en Cristo, este concede el poder necesario para nuestra victoria colectiva.
ELEGIDOS
El sueño de Dios para ti
Por: Dwight K. Nelson
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