El carácter de los elegidos
“En él también vosotros, habiendo oído la palabra de verdad, el evangelio de vuestra salvación, y habiendo creído en él, fuisteis sellados con el Espíritu Santo de la promesa”. Efesios 1:13
¿POR QUÉ USA DIOS un “sello”? En primer lugar, es una prueba de su propiedad de sus elegidos. En segundo lugar, es prueba de la autenticidad de la compra de los mismos realizada en el Calvario. Y, en tercer lugar, el sello de Dios es su señal de visto bueno. Pero el significado de un sello va mucho más allá:
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Prueba de irreversibilidad. El rey Darío fue embaucado para que firmara y sellara una ley que condenaba a su amigo Daniel al pozo de los leones. Cuando se dio cuenta del engaño, el rey intentó todas las maniobras legales que se le ocurrieron, pero fue en vano. Su sello había vuelto la ley irreversible. Cuando el presidente de los Estados Unidos firma un decreto ley o una ley del Congreso y le pone el sello presidencial, se declara que ese decreto o esa ley están vigentes y son esencialmente irreversibles. Del mismo modo, cuando Dios sella a sus elegidos, es como si los “fijase”: “El que es justo, practique la justicia todavía, y el que es santo, santifíquese más todavía” (Apoc. 22:11).
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Prueba de semejanza. ¿Has visto esos pequeños estuches de sellos de lacre en las tiendas de tarjetas de felicitaciones? De hecho, uno puede marcar su propia “carta de amor” con un atractivo sello de lacre que contiene sus iniciales para el destinatario. En la antigüedad, los reyes usaban sellos cilindricos para grabar su efigie en la cera blanda, para que todos los que después vieran el sello reconocieran la figura del rey. Ocurre igual con el Rey del universo cuando pone su sello en la frente de su pueblo leal y de sus amigos fieles: en la vida de estos se reconoce la misma semejanza al carácter de Cristo. Según lo expresa El Deseado de todas las gentes: “Cristo está retratándose en cada discípulo” (cap. 86, p. 782). Los amigos de Dios en el tiempo del fin se convierten en la cera flexible en la que Dios imprime su imagen moral y la pone en muestra permanente ante el universo. El sello es el retrato acabado.
¿Y quién es el Agente activo que, día a día, conforma la semejanza de Jesús en el carácter de uno? El texto de hoy está claro: es el Espíritu Santo. ¿Su misión? Nuestra santificación, que tanto en hebreo como en griego quiere decir hacernos santos, el viaje de toda una vida en el que Dios sella más y más de su carácter en la cera flexible de nuestros caracteres hasta que seamos enteramente como él. Se dice “De tal palo, tal astilla”. Resulta que es verdad. Porque eso es lo que significa “santo”: ser como Dios.
ELEGIDOS
El sueño de Dios para ti
Por: Dwight K. Nelson
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