El carácter de los elegidos
“Yo envío mi mensajero delante de tu faz, el cual preparará tu camino delante de ti. Voz del que clama en el desierto: ‘Preparad el camino del Señor. ¡Enderezad sus sendas!’ ” Marcos 1:2, 3
¿QUÉ SIGNIFICA SER contracultural? Henry David Thoreau escribió: “Si un hombre no lleva el paso de sus compañeros, quizá sea porque oye un tambor diferente. Que marque el paso de la música que oye, con independencia del compás que tenga o lo lejana que suene”. Precisamente esa música lejana es la que marca hoy el paso de la generación a lo Juan el Bautista, unos compases que son radicalmente contraculturales. Igual que Elias, que gritó a pleno pulmón desde la cumbre del monte Carmelo: “¿Hasta cuándo vacilaréis vosotros entre dos pensamientos? Si Jehová es Dios, seguidle; si Baal, id en pos de él” (1 Rey. 18:21).
¡Escojan a su Dios! Porque, como dijo Jesús, es imposible servir a dos culturas contrapuestas: amarás a la primera y odiarás a la segunda, o bien odiarás a la primera y amarás a la segunda (ver Mat. 6:24). Y por eso el Apocalipsis termina con un urgente llamamiento contracultural: “Ha caído Babilonia; ¡salgan de ella!” (ver Apoc. 18:2-4).
Pero protestas: “Yo no sigo esa cultura caída”. Quizá no. Pero cabe preguntarse si esa cultura está en nosotros. Vi una tira cómica de dos padres que están de pie en la entrada de su casa. Mientras sujeta un periódico con el titular “Programación de otoño”, la madre da palmaditas en la espalda al padre traumatizado. Su hijo se aleja del cubo de basura, en el que acaba de tirar su televisor. La madre consuela al padre: “Bueno, sí que le dijiste que sacara la basura”. ¿Ha realizado la televisión sus insidiosas incursiones en el corazón y el hogar de los elegidos? No hay más potente abastecedor de la cultura caída de este mundo que la televisión. Por supuesto, el dispositivo no es lo caído. Tenemos cámaras de televisión en nuestra iglesia.
Lo caído es lo que proporciona. ¿Se han macerado los elegidos en la cultura caída de un mundo perdido… tolerando irreflexivamente la propuesta nocturna de la televisión? El comunicador social Neil Postman escribió un mordaz informe de la televisión estadounidense, Amusing Ourselves to Death [Matarnos con diversión]. Su premisa: la televisión, en esencia, ha empobrecido intelectualmente toda actividad importante convirtiéndola en entretenimiento, y así ha corrompido nuestra sociedad hasta la médula: la actualidad, la política, los deportes, hasta la iglesia y la religión, todos se convierten en entretenimiento porque la muchedumbre y la cultura lo demandan.
La pregunta más apremiante es: ¿También están matándose los elegidos a base de diversión? Viviendo en vísperas del regreso de Cristo, ¿cuánto de lo que vemos en televisión es santo como Jesús?
ELEGIDOS
El sueño de Dios para ti
Por: Dwight K. Nelson
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