noviembre 16, 2016

Firmado, sellado, entregado: Soy tuyo–1 | Matutina para Adultos 2016

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El carácter de los elegidos

“Y le dijo Jehová: ‘Pasa por en medio de la ciudad, por en medio de Jerusalén, y ponles una señal en la frente a los hombres que gimen y claman a causa de todas las abominaciones que se hacen en medio de ella” Ezequiel 9:4

UNA MAÑANA CUANDO estábamos en Pekín con nuestro amigo Doug Martin, este sorprendió a cada uno de los presentes con un regalo -una cajita lacada en negro que contenía un sello oficial chino-. En el sello, según nos dijo (y acepto su palabra), hay caracteres chinos que “deletrean” nuestro nombre. Es costumbre en Oriente autenticar los documentos con el sello personal de cada cual. Los caracteres chinos autentican la identidad de uno y validan su derecho de propiedad.
Tanto en el Antiguo como en el Nuevo Testamento Dios revela que también él tiene un sello distintivo que pone en la frente de los elegidos, los hijos de la tierra que han decidido obedecerlo. En nuestro texto de hoy de Ezequiel 9, el sello es llamado “una señal”, literalmente la letra hebrea tau, última del alefato, que en la época de Ezequiel se escribía como una X. La orden divina fue: “Pon una X en la frente de mi pueblo fiel”. En Apocalipsis se llama a esta marca un sello: “Vi también otro ángel, que subía desde donde sale el sol y que tenía el sello del Dios vivo” (Apoc. 7:2). También se coloca en la frente de “los siervos de nuestro Dios” (vers. 3).
Y está claro en ambos pasajes que este sellamiento divino ocurre al final de la historia del mundo. Porque el ángel que da la orden en Ezequiel está vestido de lino, el mismo atuendo del sumo sacerdote el Día de la Expiación (Apoc. 16:4). Y el ángel que pronuncia la orden en Apocalipsis lo hace en el contexto inmediato de la Segunda Venida de Cristo (Apoc. 6:15-17). Pero, ¿es esto una sorpresa? En el capítulo final del mundo, cuando el mundo se burle de la autoridad del mismísimo Dios y su ley sea rechazada por la vasta mayoría, ¿por qué no iba a estar deseoso de identificar ante el universo a sus elegidos aún leales a él?
¿Quiere eso decir que hasta entonces no tenemos seguridad alguna, ninguna garantía, de la salvación divina? ¡En absoluto! Es igual que lo que ocurrió aquella medianoche en Egipto. Un visitante divino fue enviado para ejecutar sentencia, pero cada casa, cada familia, cada alma que estuviera protegida por la sangre untada en el dintel estaba segura. Del mismo modo, el sellamiento escatológico realizado por Dios marca a toda una generación de personas que eligen vivir bajo la sangre del Cordero. Espero que esa sea tu elección.

ELEGIDOS
El sueño de Dios para ti
Por: Dwight K. Nelson

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