El devastador terremoto de magnitud 7,7 que azotó a Pakistán el pasado 24 de septiembre no solo dejó centenares de muertos, sino que también cambió el mapa del país. Una nueva isla emergió en el mar Arábigo, a un kilómetro y medio de la costa.
Los satélites de la NASA registraron la nueva formación rocosa, de unos 250–300 metros de largo por 100–120 metros de ancho, en la bahía de Paddi Zirr. Decenas de pakistaníes ya han desembarcado en el islote, que se eleva unos 20 metros sobre el agua.
"Lo que ha surgido del agua no es una cosa pequeña, sino algo enorme", dijo a la agencia AFP uno de los visitantes, residente de la vecina ciudad de Gwadar, "es algo insólito, y también da un poco de miedo, porque de repente emergió algo enorme".
La isla apareció a unos 380 kilómetros del epicentro del potente temblor sísmico, en un lugar donde el reconocimiento por satélite en abril pasado solo mostraba la superficie del mar. Ha sido bautizada ya como isla de Zalzala, palabra proveniente del árabe que significa 'terremoto'.
De acuerdo con los científicos, la nueva atracción de la bahía de Paddi Zir es solamente una pila de barro, arena y rocas elevada por la presión de los gases. Un vocero del Servicio Geológico de Estados Unidos, Bill Barnhart, dice que este tipo de fenómeno se ve propiciado por las características del terreno local, compuesto por una capa arenosa situada sobre capas de gas, ya sea metano, dióxido de carbono o cualquier otro.
"Cuando las ondas sísmicas (es decir, un terremoto) perturban esta capa, explicó a la NASA, los gases y los fluidos emergen hacia la superficie, empujando rocas y barro." En este sentido pronosticó que la isla permanecerá en su ubicación actual aproximadamente durante un año, y posteriormente volverá a hundirse de nuevo.
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