De cierto, de cierto os digo, que uno de vosotros me va a entregar.
Juan 13:21.
Las oportunidades y las ventajas ofrecidas a Juan también fueron dadas a Judas. Los mismos principios de verdad fueron colocados a su disposición; pudo contemplar e imitar el mismo ejemplo en el carácter de Cristo. Pero, Judas no llegó a ser un hacedor de las palabras de Cristo.
Acarició un temperamento impío, pasiones vengativas, pensamientos oscuros y negativos hasta el punto que Satanás tuvo un control completo de su persona. Juan caminó en la luz, y aprovechó las oportunidades para vencer que le fueron dadas; pero Judas escogió sus defectos y se negó a ser transformado a la imagen de Cristo; y por lo tanto, llegó a ser un representante del enemigo de Cristo y manifestó los atributos del maligno. Cuando Judas se asoció con Cristo, tenía algunos rasgos preciosos de carácter que podrían haber sido utilizados por Dios y convertidos en una bendición para la iglesia.
Si hubiese estado dispuesto a llevar el yugo de Cristo, a hacerse manso y humilde de corazón, podría haber estado entre los apóstoles principales; pero endureció su corazón cuando se le señalaron sus defectos, y en orgullo y rebelión favoreció sus propias ambiciones egoístas, y así dejó de ser idóneo para la obra que Dios le habría dado. Juan y Pedro, aunque eran imperfectos, fueron santificados por la verdad.
Ocurre hoy lo mismo que en los días de Cristo. Así como los discípulos fueron reunidos, cada uno con faltas diferentes, algunas tendencias al mal heredadas o cultivadas, en nuestras relaciones en la iglesia encontramos a hombres y mujeres cuyos caracteres son defectuosos; ninguno de nosotros es perfecto.
Pero en Cristo, y a través de Cristo, hemos de morar en la familia de Dios, aprendiendo a llegar a ser uno en fe, en doctrina, en espíritu, para que al fin seamos recibidos en nuestra morada eterna. Tendremos nuestras pruebas, nuestras quejas, nuestras diferencias de opinión; pero si Cristo mora en el corazón de cada uno, no puede haber disensión.
El amor de Cristo llevará al amor al prójimo, y las lecciones del Maestro armonizarán todas las diferencias, llevándonos a la unidad, hasta que seamos de una mente y un criterio. La lucha por la supremacía cesará, y nadie se animará a gloriarse por encima del otro, sino que estimaremos a los demás como mejores que nosotros mismos, y así seremos edificados en un templo espiritual para el Señor…
Las lecciones dadas a Pedro, Judas y los otros discípulos son provechosas para nosotros, y tienen una importancia especial en este tiempo —Signs of the Times, 20 de abril de 1891.
MATUTINA PARA ADULTOS “DESDE EL CORAZÓN”
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