Los planes de China de implementar hasta 40 grandes proyectos para convertir el carbón en gas natural sintético (GSN) con el objetivo de reducir la contaminación atmosférica podrían desencadenar una catástrofe ambiental.
Así lo revela un nuevo estudio llevado a cabo por la Universidad de Duke (EE.UU.), que explica que esta iniciativa china aumentaría drásticamente las emisiones de efecto invernadero y de grandes cantidades de toxinas, al mismo tiempo que requeriría un gran consumo de agua.
"El uso de carbón para producir gas natural puede ser positivo para la seguridad energética de China, pero supone provocar un desastre ambiental", opina Robert B. Jackson, director del Centro sobre el Cambio Global de la Universidad de Duke.
El autor principal del estudio, Chi-Jen Yang, considera que "las autoridades chinas deberían como mínimo demorar la aplicación de sus planes de producir gas natural sintético, ya que estos pueden implicar grandes costes y resultar muy perjudiciales para el ambiente". A su juicio, la mejor decisión sería cancelar el programa por completo.
El Gobierno central chino ha aprobado recientemente la construcción de nueve grandes plantas con capacidad para producir más de 37 millones de metros cúbicos de gas natural sintético al año. Empresas privadas tienen previsto construir unas 30 plantas más con una capacidad conjunta para producir hasta 200 millones de metros cúbicos de gas natural anuales, una cantidad muy por encima de la demanda actual de gas natural en China.
"Si se construyen las 40 instalaciones, las emisiones de dióxido de carbono alcanzarán la enorme cifra de 110.000 millones de toneladas", dijo Jackson. El estudio señala que las plantas también emitirían sulfuro de hidrógeno y mercurio.
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