“Amontonen riquezas en el cielo, donde la polilla no destruye ni las cosas se echan a perder ni los ladrones entran a robar” (Mat. 6:20).
Cierto día, un joven que había sido alumno de mi esposo le llevó a su oficina una linda piedrecita dorada.
-Pastor, esto es oro -le dijo-. Esto vale mucho dinero.
Mi esposo examinó bien aquella piedrecita. Le parecía mentira que algo tan pequeño fuera tan valioso. Entonces, el joven añadió:
-Es suya. Se la regalo, porque usted es una persona a la que yo admiro mucho.
Mi esposo estaba asombrado. Cuando llegó a la casa, me mostró la piedrecita, y juntos buscamos un lugar donde nos la compraran. Resultó que aquel oro era de muy buena calidad. ¿Cómo sabía aquel joven que el regalo que le estaba haciendo a mi esposo tenía tanto valor? Porque era minero.
¿Sabes qué es un minero? Es una persona que busca materiales de gran valor económico en yacimientos subterráneos. Es un trabajo difícil y riesgoso, porque se hace debajo de la tierra, y algún accidente puede hacer que todo se desplome y el minero pierda la vida. Cuando un minero encuentra un tesoro, no es por casualidad, sino fruto de horas y horas de duro trabajo.
Déjame decirte que un niño que sigue a Jesús es como un minero. ¿Como un minero? Sí, porque está buscando el gran tesoro celestial, que es la vida eterna. Lo busca sin correr riesgos, porque no necesita escarbar en una caverna, sino en la Palabra de Dios. En la Biblia están los tesoros más valiosos que puedas encontrar en tu vida. Pero, para descubrirlos, tienes que “escarbar”, profundizar, en ella.
Si dedicas bastante tiempo cada día a leer la Biblia, igual que un minero trabaja horas y horas cada jornada en la mina, extraerás de ella las gemas más valiosas de sabiduría que existen. Las verdades de la Palabra de Dios son auténticos tesoros de vida.
El texto bíblico de hoy te dice: “Amontona riquezas en el cielo”. ¿Sabes cómo se hace eso? Explorando la Biblia y poniendo en práctica las lecciones que te enseña. ¿Qué te parece si empiezas a hacerlo todos los días, a partir de hoy?
By:Patricia Navarro
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