Skip to content

“Enséñame, oh Jehová, tu camino, y guíame por senda de rectitud a causa de mis enemigos”.
Salmo 27:11.
Con mi esposo decidimos viajar en auto a la República del Brasil. Preparamos nuestro equipaje, compramos un buen mapa de rutas y nos vestimos adecuadamente para iniciar la travesía.
El plan era ir por las sierras hasta Gramado, una bella y florida ciudad poblada por alemanes en Rio Grande do Sul. Leyendo el mapa fue fácil. Los símbolos y las distancias eran correctos y llegamos sin dificultad. De allí, pasaríamos por varias ciudades menores, conociendo y admirando la naturaleza que Dios nos regalaba, en dirección a Porto Alegre.
Poco después de retomar la ruta y disfrutar de los bellos paisajes, notamos que nos habíamos perdido, pues en un cruce tomamos el camino equivocado. Nos confiamos, creyendo que ya no necesitaríamos el mapa, y en Gramado lo dejé en la cartera, que guardé en el baúl trasero del auto.
Volvimos al mapa. Era lo más seguro para no volver a perdernos.
Esta simple experiencia me hizo pensar que en la vida, muchas veces nos pasa lo mismo. Avanzamos bien y seguros mientras consultamos la Palabra de Dios, el mapa de nuestro camino espiritual. Un día, dejamos de leer la Biblia, creyendo que ya conocemos su contenido y nos manejamos bien con lo que sabemos, y cuando nos queremos acordar, nos hemos perdido. Nos embelesamos con los paisajes de este mundo y sin darnos cuenta tomamos el camino equivocado.
Dice el salmista: “Lámpara es a mis pies tu palabra, y lumbrera a mi camino” (Sal. 119:105). La Palabra de Dios es el único mapa seguro que nos llevará al cielo, pero la palabra por sí sola nada podrá hacer si no la leemos, la entendemos, la escudriñamos y la aplicamos.
Elena de White afirma: “Es el oficio de los ángeles celestiales preparar el corazón para entender la Palabra de Dios a fin de que seamos embelesados con su hermosura, amonestados por sus advertencias, o animados y fortalecidos por sus promesas. Debemos hacer nuestra la oración del salmista:
Abre mis ojos, y miraré las maravillas de tu ley’” (Consejos sobre la obra de la Escuela Sabática, p. 41).
Amiga, no descuidemos la oración ni el estudio de la Biblia porque Satanás nos hará perder el camino. La Palabra de Dios es el único mapa seguro.
Denise Trojalm Doki, Uruguay
DEVOCIÓN MATUTINA PARA LA MUJER 2014 DE MUJER A MUJER Recopilado por: Pilar Calle de Henger
0 comentarios:
Publicar un comentario