septiembre 15, 2014

La caridad se aprende | Matutina para Mujeres

pragim

“Así que, todas las cosas que queráis que los hombres hagan con vosotros, así también haced vosotros con ellos”. Mateo 7:12.
A medida que pasaban los meses veía que a mi hijo de dos años no le gustaba compartir sus cosas, y eso me preocupaba. Buscando información acerca del tema, encontré un consejo que me gustó mucho.
En el libro 10 valores cristianos que todo niño debería conocer, Donna Habenicht dice que es bueno que la familia se involucre con las personas necesitadas para contrarrestar las inclinaciones egoístas de los niños. Como yo deseaba enseñarle a mi hijo que compartiera sus cosas con alguien de menos recursos, hablé con mi esposo y decidimos hacer de esto un proyecto familiar.
En la puerta del supermercado al que voy regularmente, se sienta a pedir limosna una mujer joven con su hijo, que tiene casi la misma edad del mío, y pensé que ellos podían ser buenos candidatos para nuestro plan. A Mati le damos a veces monedas para su alcancía, así que le propuse compartir esas monedas con esta joven madre y su hijito.
Cada vez que íbamos al supermercado, Mati le regalaba alguna moneda. Fue pasando el tiempo, empezamos a charlar más y aprendimos sus nombres. Cuando le compraba jugo a Mati, él pedía uno para Lucas –así se llama el niño–, y compartía con él algunos juguetes. Si alguna vez no llevaba sus propias monedas, me pedía las monedas del vuelto para dárselas a ellos. Me gustaba ver esa actitud en mi hijo y me sentía contenta.
Un día, hablando con esa madre, me dijo: “Qué suerte tienes de tener a tus dos hijos contigo, yo también tengo dos niños, pero como no tengo casa donde vivir el Instituto del Menor se llevó a mi hijito menor y me dejó solo a Lucas”. ¡Se me partió el alma! Muchas cosas me pasaron por la cabeza y ver la angustia de esa mamá al no poder estar con sus dos hijos por un revés de la vida, me hizo estremecer.
Fui hasta mi casa agradeciendo a Dios por mis hijitos, por su salud, por tenerlos a mi lado todo el tiempo. Pensaba en cuánto deseaba esa madre, joven como yo, tener a sus dos niños con ella y no podía. Yo quise enseñarle a mi hijo a no ser egoísta, pero fui yo la que aprendió a valorar la bendición de tener una hermosa familia unida. ¡Gracias, Señor!
Nancy Wasiuk de Kucharski, Uruguay
DEVOCIÓN MATUTINA PARA LA MUJER 2014  DE MUJER A MUJER  Recopilado por: Pilar Calle de Henger
Share:

0 comentarios: