“Porque así dice Jehová: He aquí que yo extiendo sobre ella paz como un río, y la gloria de las naciones como torrente que se desborda; y mamaréis, y en los brazos seréis traídos, y sobre las rodillas seréis mimados”. Isaías 66:12.
Hacía cuatro meses que habíamos llegado a los Estados Unidos. Mi esposo Amílcar, nuestras tres hijas de once, ocho y cinco años y yo. Fue una aventura de fe, luego de varios años de oración. Vendimos todo lo que teníamos, que no era mucho, y nos trasladamos a California para estudiar y prepararnos para servir mejor a Dios.
Una tarde, Heidi, mi hija mayor, me dijo muy decidida:
–Mami, necesitamos un piano.
Todas las mujeres de la familia tocábamos el piano, y disfrutábamos mucho de la música.
–Heidi –le dije–, un piano cuesta mucho dinero. No podemos comprarlo ahora.
Con tristeza, Heidi miró a sus dos hermanas. Denise, la del medio, comentó:
–Mami, podemos pedirle a Dios. Él puede regalarnos un piano, ¿no es cierto?
–Claro que él puede. Él puede hacer todo porque es el dueño de todas las cosas, pero realmente no necesitamos un piano ahora. Es verdad que sería tan lindo tenerlo… sería como un mimo especial de parte de Dios –le contesté.
–Bueno –dijo la pequeña Marlene–, vamos a pedírselo ahora a Jesús en el culto.
Las tres chicas asintieron entusiasmadas a la propuesta. Nos arrodillamos los cinco, y con todo fervor le contamos a Dios nuestro deseo, dejándolo en sus manos poderosas.
A la mañana siguiente, al entrar en el hogar de la señora Sinclair, una anciana a quien le limpiaba la casa, me hizo una extraña pregunta: “Susy, ¿sabes de alguna familia que desee tener un piano? Anoche estaba pensando: ¿Para qué quiero el piano si con mis manos deformadas por la artritis no lo puedo tocar más?”. ¡Por supuesto que sabía! Inmediatamente le conté que nuestra familia estaba pidiéndole a Dios un piano.
Esa tarde regresé de mi trabajo en una camioneta, llevando a casa un hermoso piano. ¡Qué inolvidable fue ver las entusiastas sonrisas y la emoción de nuestras hijas al recibir y agradecer el hermoso regalo divino, el mimo especial de nuestro maravilloso Padre celestial!
Susana Weiss de Quispe, Argentina
ECTURAS DEVOCIONALES PARA LA MUJER 2014
”DE MUJER A MUJER” by: Pilar Calle de Henger, Imagen by: v3wall.com
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