“Y amarás a Jehová tu Dios de todo tu corazón, y de toda tu alma, y con todas tus fuerzas”. Deuteronomio 6:5.
La lucha interior había comenzado. Reconocer que había estado equivocada y aceptar que mi vida no era tan “cristiana, temerosa de Dios y apartada del mal” como yo imaginaba, hizo que tomará una decisión inmediata. Estaba convencida y no quería esperar más.
Una tarde, al regresar a casa, vi un letrero que invitaba a un seminario religioso (profético) en la puerta de un templo, misterioso para mí, pues estaba cerrado los domingos de mañana cuando pasaba frente a él para asistir al culto de mi iglesia. Me paré un momento frente a la puerta, cuando una persona me invitó a entrar. Acepté, pero minutos después me fui.
Ese fue el comienzo de una serie de visitas del pastor adventista a mi casa. Me sentí extraña porque no profesábamos esa religión, pero seguían llamándome la atención los temas de Daniel: bestias, tiempos, voces… y una simbología que no entendía.
Escuchar acerca de estos temas fue suficiente para decidirme. Pregunté por los requisitos que necesitaba para ser salva; me dijeron: creer, aceptar y obedecer. A punto de tomar mi decisión, vinieron a mi mente las palabras “amarás al Señor tu Dios con todo tu corazón, y con toda tu alma, y con toda tu mente” (Mat. 22:37). Mi respuesta tenía que ver con la verdad que acababa de aprender. No necesitaba más pruebas ni argumentos. Firme, segura, sin consultar ni titubear pedí el bautismo.
Mi gozo era tan grande que no me preocupé por el mes que aún faltaba para concluir las clases de mi último año de secundaria. Los exámenes eran en sábado, pero yo había testificado públicamente que lo guardaría. Nunca más asistí a clases en sábado. No llegué a disfrutar mi graduación de bachillerato, pero Dios hizo milagros para que me dieran mi certificado de estudios, con varias notas más bajas de las que había logrado, pero suficientes para continuar mis estudios superiores.
La vivencia del evangelio no es pasiva sino activa, diligente y apasionada. Es estar tomada de la mano de quien no puede fallar. Amiga, te animo a practicar los métodos de evangelismo personal con tus amigos, vecinos o compañeros de estudio o trabajo.
Ligia Padilla de Alomía, Bolivia
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ECTURAS DEVOCIONALES PARA LA MUJER 2014
”DE MUJER A MUJER” by: Pilar Calle de Henger, Imagen by: v3wall.com
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