octubre 10, 2013

UN NUEVO CORAZÓN | Matutina (J)

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Crea en mí, oh Dios, un corazón limpio, y renueva la firmeza de mi espíritu

Salmo 51:10

Es posible que hayas leído algo sobre el efecto Mozart. En 1993, Rauscher, Shaw y Ky investigaron el efecto que tenía escuchar la música de Mozart en el razonamiento temporal espacial. Descubrieron que había una mejoría por un período de tiempo en aquellos que la escuchaban antes de hacer el examen. Los resultados fueron publicados en la famosa revista Nature.

Al siguiente año el columnista Alex Ross del New York Times escribió que “experimentos científicos” apoyaban la idea de que escuchar a Mozart hacía más inteligentes a las personas. Todo esto resultó en un aumento en las ventas de discos con música de Mozart y otra música clásica que, según aseguraban, harían más inteligentes a los bebés. Los estados de Georgia y Tennessee en Estados Unidos regalaban discos compactos con música clásica a las nuevas mamás y el estado de Florida ordenó que se tocara música clásica y de Mozart en las guarderías públicas.

Otros estudios científicos han puesto en duda la validez del efecto Mozart. De hecho, el estudio original no aseguraba que la música de Mozart puede hacer a las personas más inteligentes, solamente sugiere que hay una mejoría temporal en el razonamiento lógico y que, de hecho, esa mejoría es pasajera. Lo que sí está fuera de duda es que un intenso entrenamiento musical durante la infancia, cuando el cerebro es joven y moldeable, produce cambios sorprendentes en la anatomía de ese órgano. Imágenes magnetoencefalográficas demuestran que ciertas regiones del cerebro, como el cuerpo calloso, la corteza auditiva y el plano temporal, se desarrollan mucho más.

Todo esto habla de la importancia de los primeros años en la formación del individuo.

Muchas veces se afirma que el carácter de una persona ha sido formado básicamente a los siete años. Este es un pensamiento aterrador. ¿Somos prisioneros del éxito o del fracaso de nuestros padres al formarnos cuando éramos niños? ¿Qué esperanza tienen aquellos que fueron descuidados o expuestos a la violencia desde la infancia?

La Biblia no nos deja sin esperanza. Dice que Dios puede renovar nuestra mente. No sabemos todo lo que estos milagros implican, pero podemos observar las evidencias en la transformación milagrosa de muchas personas. Esto es lo que el salmista le pidió a Dios cuando dijo: “Crea en mí un nuevo corazón”. Este milagro puede empezar a producirse en tu vida hoy, si lo deseas. ¿Tienes tal anhelo?

MATUTINA PARA JÓVENES ¿SABÍAS QUE…?

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