febrero 25, 2013

LA COMPASIÓN SE MUEVE}.. Matutina(M)

Amazing_Flowers_Wallpapers_43

Dichoso el que piensa en el débil; el Señor lo librará en el día de la desgracia. El Señor lo protegerá y lo mantendrá con vida.

Salmo 41:1-2.

Creo que todas nos conmovemos cuando escuchamos la parábola de aquel hombre que, a la vera del camino, yacía lastimado frente a la mirada indiferente de los transeúntes, hasta que el samaritano dejó caer su manto de compasión sobre él.

Vivimos en una sociedad fría e impersonal que frecuentemente observa el dolor ajeno sin conmoverse. Parece que, inmersos en una competencia, todos corremos buscando alcanzar nuestros propios objetivos, aunque para lograrlos pasemos por encima de otros, o nos mantengamos inmutables frente a las necesidades del prójimo.

El buen samaritano tuvo el toque de la compasión. Hizo a un lado sus intereses personales, fue capaz de escuchar a su corazón y se detuvo en la carrera de sus preocupaciones, porque indudablemente las tenía, para socorrer a alguien que estaba indefenso y desprotegido. La Biblia dice: «Se acercó, le curó las heridas con vino y aceite, y se las vendó. Luego lo montó sobre su propia cabalgadura, lo llevó a un alojamiento y lo cuidó.

Al día siguiente, sacó dos monedas de plata y se las dio al dueño del alojamiento. "Cuídemelo —le dijo—, y lo que gaste usted de más, se lo pagaré cuando yo vuelva"» (Luc. 10:34-35). ¡Maravillosa compasión de Dios! No solamente le dio atención física y material, sino que también curó sus heridas emocionales, que afloran naturalmente en alguien que ha sido maltratado. Y todavía más, cuidó de él hasta su recuperación.

La misericordia que mueve el corazón y nos lleva a realizar actos de bondad, al dejar a un lado el ego, debería ser una virtud natural en la vida de nosotras, las mujeres de Dios. No endurezcamos el corazón ante las necesidades de nuestros hijos e hijas, que son propias de la infancia y la juventud, y que pudieran parecemos simples.

No dejemos morir la relación de amor con nuestros esposos, al permanecer sordas e inmutables frente a la naturaleza y a las necesidades masculinas. ¡Amémoslos con amor activo! No confinemos a la soledad a las mujeres que han sido golpeadas por la vida y viven en el oscuro mundo de las drogas y la promiscuidad. Extendamos nuestras manos llenas de compasión y curemos sus heridas.

Este día, en la carrera de tu vida, detente, observa tu entorno y, si descubres que alguien te necesita, deja que la compasión fluya.

[Matutina para la mujer “Aliento para cada día”]

Share:

0 comentarios: