Teniendo un mismo parecer, un mismo amor, unidos en alma y pensamiento. No hagan nada por egoísmo o vanidad; más bien, con humildad consideren a los demás como superiores a ustedes mismos. Cada uno debe velar no solo por sus propios intereses sino también por los intereses de los demás.
Filipenses 2:2-4.
Hace un tiempo, cierto informativo exaltó la hazaña de una novia que estuvo dispuesta a bajar al fondo del mar para celebrar su boda religiosa, ya que su prometido era un científico explorador de las profundidades marinas. Otro hecho heroico fue el que protagonizó un padre al bajar por una estrecha cisterna maloliente para rescatar a su pequeño, que había caído en ella.
El amor verdadero es valiente. Es el tipo de amor que va más allá de la simple preocupación que pudiéramos sentir por otros, llega al sacrificio y está por encima de los sentimientos y las emociones. Es el tipo de amor expresado en el texto que dice: «Tanto amó Dios al mundo, que dio a su Hijo unigénito, para que todo el que cree en él no se pierda, sino que tenga vida eterna» (Juan 3:16).
De tal manera nos ama Cristo que estuvo dispuesto a dar su vida para garantizar la nuestra. ¡Maravilloso ejemplo de amor valiente! La madre que ama a sus hijos con amor valiente no se amedrenta frente a la conducta obstinada del hijo adolescente, que en busca de independencia se rebela a la autoridad paterna. Por el contrario, movida por el amor ejerce su autoridad de madre sin que le tiemble el pulso.
La esposa que ama a su esposo con amor valiente es capaz de demostrarle su amor por medio de palabras y acciones amorosas, aunque en su pasado haya un historial de abuso y desamor.
El amor valiente nos coloca frente a otras mujeres como defensoras de los valores eternos, aunque las tendencias feministas actuales no siempre estén de acuerdo con ellos. El amor valiente proclama que en el centro de todas nuestras relaciones está Cristo Jesús, y él nos mueve a actuar en toda circunstancia.
¡Mujer, te exhorto a amar este día con amor valiente! Que de cada una de tus obras emane por extensión el maravilloso amor de Jesús, que te ama tanto que decidió renunciar a la gloria celestial por tu salvación. ¡Sal y comparte ese privilegio con quien te encuentres en el camino!
[Matutina para la mujer “Aliento para cada día”]
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