diciembre 25, 2013

El cumplimiento de la promesa | Matutina (A)

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Entra en el gozo de tu señor.
Mateo 25:21.
Aunque los discípulos habían mirado hacia lo más lejano del cielo hasta que su Señor desapareció de su vista, no vieron a los ángeles que rodearon a su amado Comandante. Jesús llevaba consigo a una multitud de cautivos que habían salido de sus tumbas con su resurrección. A medida que la gloriosa compañía se acerca a las puertas de la ciudad eterna, los ángeles cantan: “Alzad, oh puertas, vuestras cabezas, y alzaos vosotras, puertas eternas, y entrará el Rey de gloria”.
Y los ángeles que guardan las puertas responden: “¿Quién es este Rey de gloria?” Los ángeles acompañantes responden: “Jehová de los ejércitos, él es el Rey de la gloria” (ver Sal. 24:7-10). Según va entrando la gloriosa caravana, los ángeles se disponen a postrarse en adoración ante el Señor de gloria; pero él los detiene con su mano. Antes de permitir su homenaje, necesita saber si su sacrificio por la raza caída ha sido aceptado por el Padre.
Debe saber si el precio pagado por la redención de los perdidos ha sido suficiente para rescatarlos del poder del pecado y de la tumba… Entre el resplandor de las cortes de gloria, entre diez millares de millares y millares de millares que aguardan para rendir sus coronas ante sus pies, él no se olvida de quienes ha dejado en la tierra para enfrentar oposición, reproche y escarnio. Después de que el Padre le ha asegurado que el rescate pagado es aceptado, todavía hace un pedido a favor de los que creen en él y siguen sus pisadas.
“Padre, aquellos que me has dado, quiero que donde yo estoy, también ellos estén conmigo, para que vean mi gloria que me has dado; porque me has amado desde antes de la fundación del mundo” (Juan 17:24). Pidió que sus discípulos pudieran entrar en su gozo y compartir su gloria.
Y finalmente el siervo fiel del Señor escuchará las felices palabras: “Entra en el gozo de tu señor”.
Cuando había terminado de conceder sus peticiones, el Padre dio la orden: “Que los ángeles de Dios lo adoren”. Entonces, el canto de gozo y amor inunda los atrios celestiales: “Digno, digno, digno, es el Cordero que fue inmolado y vive otra vez como un Conquistador victorioso”.
Y este mismo Jesús, a quien las huestes innumerables de ángeles se deleitan en adorar, viene otra vez para cumplir su promesa y recibir consigo a los que lo aman. ¿No tenemos un gran motivo para alegrarnos?… La consumación de nuestra esperanza está a las puertas; los fieles pronto entrarán en el gozo de su Señor -Signs of the Times, 27 de enero de 1888.
MATUTINA PARA ADULTOS “DESDE EL CORAZÓN” by: Elena G. de White, Imagen by: v3wall
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