octubre 12, 2016

Reparadores de la brecha–2 | Matutina para Adultos 2016

La movilización de los elegidos

“Pues nunca faltarán pobres en medio de la tierra; por eso yo te mando: Abrirás tu mano a tu hermano, al pobre y al menesteroso en tu tierra”.Deuteronomio 15:11

LLAMÉ a LA PUERTA de su apartamento ubicado en el sótano. Había oído que la joven pareja, miembros ambos de nuestra congregación y estudiantes de la universidad, pasaba por dificultades económicas. Y aunque tales episodios distan de ser excepcionales en una comunidad de jóvenes estudiosos en formación sin recursos, decidí que sería mejor que lo investigara. No fue mucho antes de Navidad.
El joven marido me invitó a pasar. Allí sentados en aquel apartamento casi vacío, los tres nos pusimos a conversar. Al cabo de un rato, pregunté cómo les iban las cosas económicamente. Tras mirarse el uno al otro un instante, el joven se levantó, fue hasta la nevera y la abrió. Señaló a una tarrina de margarina medio vacía y a un tarro de granos de maíz. “De esto vivimos últimamente”. Subsistían a base de palomitas. ¿Cómo lo expresó Jesús? “A los pobres siempre los tendréis con vosotros” (Juan 12:8).
Es un recordatorio de que aunque los barrios marginados de los grandes centros urbanos del mundo están atestados de gente sin recursos y empobrecida, la movilización de los elegidos por parte de Dios para que sirvan a los pobres no es a expensas de los pobres que hay entre nosotros. De hecho, en un capítulo titulado “Dios cuida de los pobres”, Elena de White observa: “Después del reconocimiento de los requerimientos divinos, nada hay que diferencie tanto las leyes dadas por Moisés de cualesquiera otras como el espíritu generoso y hospitalario que ordenaban hacia los pobres.
Aunque Dios había prometido bendecir grandemente a su pueblo, no se proponía que la pobreza fuese totalmente desconocida entre ellos. Declaró que los pobres no dejarían de existir en la tierra. Siempre habría entre su pueblo algunos que le darían oportunidad de ejercer la simpatía, la ternura, y la benevolencia. En aquel entonces, como ahora, las personas estaban expuestas al infortunio, la enfermedad y la pérdida de sus propiedades; pero mientras se siguieran estrictamente las instrucciones dadas por Dios, no habría mendigos en Israel ni siquiera por falta de alimentos” (Patriarcas y profetas, cap. 51, p. 512).
“A los pobres siempre los tendréis con vosotros”. Dada esa realidad, ¿podría ser que los pobres sean nuestra oportunidad de oro de ejercitar la regla de oro? Si se volvieran las tornas y la suerte de ustedes fuese la contraria, ¿cómo querrías que te tratasen ese hombre pobre, esa mujer pobre, ese niño pobre? Si tuvieran todo tu dinero y todo tu tiempo, ¿cómo querrías que te tratasen en tu necesidad?

ELEGIDOS
El sueño de Dios para ti
Por: Dwight K. Nelson

Share:

0 comentarios: