octubre 28, 2012

LO QUE PUDO HABER SIDO}.. Matutina(J)

Dios mío, tú me has enseñado desde mi juventud, y aún sigo anunciando tus grandes obras.

Salmo 71:17

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Veamos si adivinas los nombres de estos dos personajes bíblicos. Los dos fueron elegidos por Dios desde su juventud para ser líderes en Israel.

Ambos vencieron a los filisteos, y llegaron a ser muy queridos por el pueblo. Los dos cometieron graves errores, pero uno murió con honores; el otro, en servidumbre. ¿De quiénes estoy hablando?

De David y Sansón. ¿Dónde estuvo la diferencia?  Jueces 16:19, 20 nos presenta a Sansón mientras duerme con la cabeza recostada en las piernas de Dalila, «la consumidora».  Esa serpiente venenosa hace que un cómplice le corte a Sansón siete mechones de pelo, y luego grita: «¡Sansón, te atacan los filisteos!». Cuando despierta, ¿qué es lo primero que dice Sansón? «Esta vez saldré como las otras, y escaparé» (vers. 20, NRV2000). Pero no escapó, porque «el Señor lo había abandonado» (vers. 20).

Por otra parte, 1 Samuel 17:37 nos presenta a David mientras se ofrece como voluntario para enfrentar a Goliat. ¿Y qué argumentos usa para vencer al campeón de los filisteos? «El Señor... me librará de las manos de este filisteo».

Sansón depende de sus fuerzas para «salirse con la suya»; David se apoya en Dios para enfrentar sus desafíos. Sansón no busca la dirección divina para cumplir su misión. En cambio, David con frecuencia ora: «Oh Señor, enséñame tu camino, para que yo lo siga fielmente» (Sal. 86:11).

Las únicas oraciones que se conocen de Sansón fueron, una, para no morir de sed (Juec. 15:18); la otra, cuando pidió fuerzas a Dios para derribar las columnas del templo (16:28).

De David dice el apóstol Pablo que «sirvió a los de su tiempo, según Dios se lo había ordenado» (Hech. 13:36). Sansón terminó como el hazmerreír de sus enemigos y solo pudo cumplir su misión «en la derrota, la servidumbre y la muerte» (Patriarcas y profetas, p. 550).

¿Te imaginas lo que Sansón pudo haber logrado si, al igual que David, hubiera orado: «Señor, enséñame tu camino, para que yo lo siga fielmente»? ¿Qué tal si tú, ahora mismo, le pides a Dios que te muestre el camino que debes seguir, y te dé poder de lo alto para cumplir fielmente tu misión en la vida?

Señor, quiero que mi vida glorifique tu nombre. Lléname de tu Espíritu para lograrlo comenzando hoy.

[Matutina para jóvenes “Dímelo de frente”]

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