El caparazón de las tortugas es una excelente defensa, pero tiene un gran punto débil: si la tortuga se da vuelta es casi imposible que vuelva a su posición sin la ayuda de alguien. Este reptil afortunado está en buena sintonía con una segunda tortuga que llegó para rescatarlo tan rápido como pudo.
“En todo tiempo ama el amigo, y el hermano nace para tiempo de angustia”. Proverbios 17:17(LBA)
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