enero 07, 2014

Un hombre de la Palabra | Matutina para Adultos

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Lámpara es a mis pies tu palabra, y lumbrera a mi camino.
Salmo 119:105.
Aunque leía mucho, como intelectual deísta, al convertirse al cristianismo, en 1816, Miller se convirtió en un hombre de un libro esencialmente: la Biblia. Algunos años más tarde, escribió a un joven pastor amigo: “Debes predicar la Biblia, debes probar todas las cosas mediante la Biblia, debes hablar la Biblia, debes exhortar con la Biblia, debes orar con la Biblia y amar la Biblia, y haz todo lo posible para hacer que los demás también amen la Biblia”.
En otra ocasión, afirmó que la Biblia es “un tesoro que el mundo no puede comprar”. No solo trae paz y “una firme esperanza en el futuro”, sino también “sostiene la mente” y “nos da un arma poderosa para destruir la infidelidad”. Aparte de eso, “nos habla de acontecimientos futuros, y nos muestra la preparación necesaria para hacerles frente”.
Quería que los pastores jóvenes estudiaran la Biblia en forma intensiva, y no que fuesen adoctrinados en “algún credo sectario… Los haría estudiar la Biblia por su cuenta… Pero si no tuviesen mente, ¡los estamparía con la mente de otro, escribiría fanático en sus frentes y los enviaría como esclavos!.”
Miller no solo llevaba a otros a la Biblia, sino también practicaba lo que predicaba. Fue el estudio extensivo de la Biblia lo que lo llevó a sus conclusiones más bien alarmantes. Su enfoque era minucioso y metódico. En cuando a su primer estudio de la Biblia, comentaba que comenzó con Génesis y que leía cada versículo, y “no avanzaba más hasta que no se me revelara el significado de los diversos pasajes como para librarme del desconcierto en cuanto a cualquier misticismo o contradicción”.
“Cada vez que descubría algo oscuro”, explicó, “mi práctica era compararlo con todos los pasajes colaterales y, con la ayuda de la concordancia Cruden de la Biblia, examinaba todos los textos de la Escritura en los que se encontraban cualesquiera de las palabras prominentes halladas en cualquier porción oscura. Luego, al permitir que cada palabra tuviese su relación adecuada sobre el tema del texto, si mi visión de esto armonizaba con cada pasaje colateral de la Biblia, dejaba de ser una dificultad”.
El estudio de la Biblia por parte de Miller no solo era intensivo, sino también extensivo.
La primera vez que la leyó por completo le tomó dos años, de lo que pareciera haber sido un estudio de tiempo completo. En ese momento, “estaba plenamente satisfecho de que [la Biblia] sea su propio intérprete”; de que “la Biblia sea un sistema de verdades reveladas, dadas en forma tan clara y sencilla que ‘el que anduviere en este camino, por torpe que sea, no se extraviará’”. Podemos agradecer a Dios porque él todavía nos guía mediante su Palabra.
MATUTINA PARA ADULTOS 2014 “A MENOS QUE OLVIDEMOS” by: George R. Knight,
Imagen by: bing
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