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“Porque de tal manera amó Dios al mundo […]”.
Juan 3:16.
¡De tal manera amó! Sublime ejemplo tenemos en el amor de Dios. Él nos enseñó que amar implica darse por entero y sin reservas. Dar es la máxima expresión de la generosidad, y el seguro fundamento de la relación matrimonio-familia.
Al amar no solo doy mi cuerpo y alma en la intimidad, doy mi tiempo, cedo mi espacio, renuncio, me sacrifico, me corro a un lado para que el otro crezca. No espero tanto ser feliz, cuanto hacer feliz. Me dono todo el tiempo porque el amor auténtico me lleva a salir de mí misma para afirmar a otros, especialmente a los amados de mi familia. No basta con aprender a amar y sentir amor. El gran objetivo y punto de partida del amor es la plena conciencia de que hay otro que me necesita.
Conocer y entender al otro desde su contexto, sus experiencias, sus costumbres, su personalidad, su cultura, su raza y religión nos permite sentir que el amor es genuino, tolerante, comprensivo y compasivo.
Las personas tienen diferentes jerarquías de valores y asumen diferentes configuraciones. De ahí que uno de los mayores logros es descubrir y afianzar en los demás los valores que no se observan a simple vista, y una virtud aún mayor es la de hacer florecer en la gente esos valores que perecerían sin nosotros.
Amamos integralmente con la mente, el cuerpo y los sentimientos.
¿Qué es la vida sino una constante marcha hacia lo mejor, lo completo, lo perfecto? La personalidad está conformada por la capacidad de amar auténticamente más que por la capacidad intelectual. Se construye paso a paso y todo esfuerzo vale la pena. Deseamos seguridad, salud, felicidad y prosperidad para nuestro matrimonio y nuestra familia, y si todo el amor que damos es para crecer, la entrega será válida.
Es un desafío diario, un trabajo de cada día, una entrega y una donación.
Como personas, esposas y madres es nuestro trabajo desarrollar el potencial auténtico que trae cada uno de nuestros seres amados.
Ojalá que nuestros vínculos afectivos nunca intenten absorber a nuestros amados ni hacerlos a nuestra imagen y semejanza. Que nuestra ofrenda de amor sea siempre: “Te amo tanto que acepto tu manera de ser e intentaré complementarte”.
María del Pilar Calle de Hengen, Uruguay
MATUTINA PARA LA MUJER 2014 “DE MUJER A MUJER” by: Pilar Calle de Henger, Imagen by: v3wall
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