En la aldea Yasynia, a los pies del Monte Petros, en Ucrania, vive una mujer que tiene 15 hijos y ayuda a criar a sus 23 nietos. Es casi imposible incluir a toda la familia Maskaliuk en un retrato. El fotógrafo Maksym Balandiukh capturó esta imagen en hace seis años.
"Nunca duermo bien. Los niños siempre están inquietos y todas las tareas que tenemos hacen que nos acostemos tarde y nos levantemos antes del amanecer", dice Mariya Maskaliuk, la madre de 15 hijos.
La familia compró su primera nevera en 2006 con un crédito. Antes de eso, guardaban toda la comida en una despensa.
"Tanto mi padre como mi abuelo, mi bisabuelo, mi hijo mayor y yo nos llamamos Mykola Mykolayovych", presume el padre de la familia. Por tradición, es el nombre que le dan a los primogénitos.
Según Mariya, su marido ha tenido que trabajar muy duro para mantener a su numerosa familia, tanto que ahora tiene problemas de salud. Pero está tan ocupado trabajando que sólo puede permitirse ir al médico en invierno, cuando hay menos que hacer.
La década de los años 90 fue especialmente difícil para la familia. La pareja dice que no pudo generar ingresos durante un año y medio. Se alimentaban exclusivamente de lo que cultivaban.
Sus alimentos básicos son la pasta, las patatas y la avena.
La casa de la familia se encuentra en medio de la naturaleza.
Mykola Maskaliuk tuvo que acudir a un centro regional, Uzhhorod, para que le reconocieran su discapacidad. El ruido de la gran ciudad le dio dolor de cabeza. Dice que las ciudades no están hechas para él.
La familia tiene vacas, caballos, cerdos, pollos y ovejas. En mayo, todos los lugareños arrean a sus ovejas hacia los pastizales en lo alto de las montañas.
Hace un tiempo que la familia adquirió una bombona de gas, pero después de oír historias de explosiones decidieron no usarla. Prefieren quemar leña para su calefacción.
Los hijos mayores ya no viven en la casa. Cuando se reúne toda la familia, preparan la cena en el patio en una enorme caldera.
La familia tiene un terreno de media hectárea, y las cosechas de las montañas son más pobres que las del valle. Pero todos los niños ayudan con las labores de la casa: trabajan la tierra, cuidan del ganado y se dedican a la producción de heno.
Mykola Maskaliuk nunca ha podido darle regalos caros a su mujer. El obsequio más grande fueron unos cuernos de venado que consiguió cerca de Hoverla. Fue en la víspera del Día Internacional de la Mujer, el 8 de marzo.
Mariya Maskaliuk cuenta que cada embarazo le fue más fácil que el anterior. Esta madre está convencida de que tener muchos hijos contribuye a que una mujer se mantenga sana.
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