“El hombre justo odia la mentira” (Proverbios 13:5).
Te contaré una anécdota de Arthur Schopenhauer, el destacado filosofo alemán, que ha llegado a ser muy famoso a causa de su recalcitrante pesimismo. Un día, mientras enseñaba filosofía en la Universidad de Berlín, el renombrado erudito les dijo a sus estudiantes:
-Oigan, muchachos, me gustaría saber cuántos de ustedes conocen a fondo mi ensayo sobre el poder que ejerce la mentira en las relaciones humanas.
De inmediato, varios de los alumnos levantaron sus manos, y orgullosamente afirmaron haber leído detenidamente el ensayo de su maestro.
-¡Muy bien! -exclamó Schopenhauer- Gracias a ustedes podré abordar el tema con conocimiento de causa. Sin embargo, la verdad es que yo nunca he escrito nada sobre el poder de la mentira…
El noveno mandamiento es muy claro: “No digas mentiras” (Exodo 20:16). En uno de sus grandes consejos el sabio Salomón agrega: “Evita el decir cosas falsas; apártate de la mentira” (Proverbios 4:24). Lo primero que hizo Satanás cuando habló con Eva en el Edén, fue mentirle al asegurarle que si ella comía del fruto prohibido llegaría a ser como Dios. Satanás es mentiroso desde la fundación del mundo. Por eso Jesús lo identificó como “el padre de la mentira” (Juan 8:44). Cuando prestamos nuestros labios para extender tan solo una mentira, tengamos en cuenta que al hacerlo nos estamos identificando como hijos de ese “infernal padre”. ¿Es eso lo que quieres para ti? ¡Me imagino que no!
Quizá la mentira de los estudiantes de Schopenhauer parezca un hecho insignificante, incluso hasta la podríamos considerar como una “mentira piadosa o blanca”. No obstante, tienes que saber que uno de los problemas de esos pequeños deslices es que, como dice un proverbio judío, “el castigo de un mentiroso es que aun cuando diga la verdad, no se le escucha”. O como lo expresara el tristemente célebre Frie- drich Nietzsche: “Lo que me preocupa no es que hayas mentido, sino que de ahora en adelante ya no podré creer en ti”.
Hay mucho en juego aun en la mentira más inocua. Pídele al Señor que te ayude a ser como los ciento cuarenta y cuatro mil, que “no se encontró ninguna mentira en sus labios” (Apocalipsis 14:5).
#Cuidadoconlamentira
DEVOCIÓN MATUTINA JÓVENES 2016
#VISITAMIMURO
Por: J. Vladimir Polanco
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