noviembre 02, 2014

Esperé en Jehová y él renovó mis fuerzas | Matutina para Mujeres

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“Pero los que esperan en Jehová tendrán nuevas fuerzas; levantarán alas como las águilas; correrán, y no se cansarán, caminarán y no se fatigarán”.
Isaías 40:31.
Recuerdo las palabras de mi madre, como si fuera ayer: “Te va a ir mal, vas a mendigar, no vas a conseguir nada”. Faltaban pocos días para que viajara, por trabajo, a otro país.
Había terminado mi primer año de Contaduría Pública en una universidad estatal y aunque aprobé todas las materias tuve muchas dificultades con el sábado, que pude superar con la ayuda de Dios.
Decidí pasarme a una universidad adventista, pero no tenía los recursos económicos para afrontar la carrera. El colportaje fue la puerta que Dios me abrió y que me ayudaría a predicar y conseguir los medios para solventar el costo de mis estudios.
Mi madre no es adventista y cuando le comenté lo que deseaba hacer se opuso rotundamente. Para toda mi familia lo que iba hacer era una locura. Salir de la universidad estatal a la que no era fácil ingresar por la cantidad de postulantes y lo difícil de los exámenes, era algo que no podían comprender. Mi familia aprovechaba toda ocasión para “hacerme entrar en razón”. Finalmente, a pesar de la oposición generalizada, y después de mucha oración, emprendí el viaje.
Sucedió justamente lo contrario de lo que mamá me había dicho. Aunque viajé dos semanas después que todos mis compañeros colportores y retorné dos semanas antes, conseguí los recursos para pagar el segundo año de mi carrera.
Durante cuatro veranos consecutivos continué viajando y experimentando el maravilloso poder de Dios. Conocí gente que fue una familia para mí en un país extraño, y sentí que los ángeles me protegieron. Comprobé que Dios era mi socio y amigo. Es increíble cómo el colportaje enseña la cultura del trabajo y la dependencia total de Dios.
Querida amiga, “terminé mi carrera gracias a la obra del colportaje.
La promesa del Señor se cumplió en mí: Esperé en Jehová y tuve nuevas fuerzas, levanté alas como las águilas, corrí y no me cansé, caminé y no me fatigué. Nada hay que el Señor no pueda hacer por nosotras; solo tenemos que entregarle nuestros planes, confiar y esperar. Y él responderá.
Patricia Triveño de Riarte, Bolivia
DEVOCIÓN MATUTINA PARA LA MUJER 2014 DE MUJER A MUJER Recopilado por: Pilar Calle de Henger
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