marzo 09, 2017

Barbie superstar, UN DÍA HISTÓRICO | Matutina para Jóvenes

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“Vuestro atavío no sea el externo de peinados ostentosos, de adornos de oro o de vestidos lujosos, sino el interno, el del corazón, en el incorruptible ornato de un espíritu afable y apacible, que es de grande estima delante de Dios” (1 Pedro 3:3,4).

El 9 de marzo de 1959 se puso a la venta por primera vez a Barbie, la muñeca más famosa del mundo. Fue la empresaria estadounidense Ruth Handler, quien tuvo la idea de lanzar al mercado este producto. Ella percibió que su hija prefería jugar con muñecas con características adultas, en vez de infantiles (en aquellas épocas, la mayoría de las muñecas eran de aspecto infantil). El nombre de la muñeca es en honor a Bárbara, su hija.
Sin ánimos de descalificar a quienes les gustan estas muñecas, o tienen una o varias de ellas, este juguete ha despertado una serie de reflexiones y polémicas a nivel social: ¿No promociona esta muñeca un ideal de belleza solo exterior, que la mayoría de las mujeres no tiene ni podrá alcanzar? ¿No incentiva a las niñas a buscar y valorar solo los aspectos frívolos y relacionados con la moda?
Estas muñecas nos llevan a considerar aún más el consejo de San Pedro en 1 Pedro 3:3 y 4: “Vuestro atavío no sea el externo de peinados ostentosos, de adornos de oro o de vestidos lujosos, sino el interno, el del corazón, en el incorruptible ornato de un espíritu afable y apacible, que es de grande estima delante de Dios”.
En este sentido, el consejo de San Pablo va en la misma dirección: “Asimismo que las mujeres se atavíen de ropa decorosa, con pudor y modestia; no con peinado ostentoso, ni oro, ni perlas, ni vestidos costosos, sino con buenas obras, como corresponde a mujeres que profesan piedad” (1 Tim. 2:9,10).
Desde luego, no puedes andar por la vida desarreglado, mal vestido y despeinado. Lo que debes considerar es que todo lo relacionado con el aspecto externo no sea una prioridad en tu vida, y no inviertas en ello todo tu tiempo, tus talentos y tus recursos. Los medios de comunicación y la sociedad en general se guían por apariencias. La crisis de valores es tan grande que importa lo que ves, no lo que eres.
Hoy puede ser un día histórico. Cultiva tu carácter. Refina tus modales. Aumenta tu belleza interior siendo amable, veraz, puro y solidario.
“Debiéramos valorar lo que Dios valora. Él considera de mayor valor el ornato de un espíritu manso y sereno que la belleza externa, el adorno superficial, las riquezas o el honor mundanal” (Elena de White, Testimonios para la iglesia, t. 3, p. 30). PA

By:Pablo Ale – Marcos Blanco

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